Historia y personajes

Escrito el 28/07/2022
Agustinos


Convento de Madrigal de las Altas Torres

Este convento extramuros del pueblo primero perteneció a las monjas agustinas bajo el titular de San Agustín y fue donado por el rey Fernando el Católico y allí residieron dos hijas bastardas del rey. Como era habitual había un capellán y un confesor agustino. Cuando llegó la reforma de la observancia las monjas se trasladaron al interior de la villa, a un palacio que fue donde nació y vivió un tiempo la reina Isabel la Católica., pasando el antiguo convento a los agustinos en 1541 con el nombre de Ntra. Sra. de Gracia, cuyo provincial era en ese momento Santo Tomás de Villanueva, que intervino ante las religiosas para que les cedieran el recinto.

Con la llegada de los agustinos el inmueble mejoró mucho y se amplió gracias al patrocinio del arzobispo de Toledo D. Gaspar de Quiroga, originario de ese pueblo. Este mandó que sus restos y los de sus padres fueran enterrados en este cenobio. Gracias a sus cuantiosas aportaciones el convento tenía rentas elevadas y pudo construir un majestuoso edificio que era llamado “El Escorial de Castilla la Vieja”. Era casa capitular y se celebraron en ella capítulos provinciales de la Provincia de Castilla. Aquí falleció Fr. Luis de León en 1591 que había sido elegido provincial ese mismo año. Su cuerpo fue trasladado a Salamanca y depositado en la iglesia de Ntra. Sra. del Pópulo.

Cuenta el P. Juan Quijano en sus “Memorias” que en 1635 llegó la langosta e hizo mucho daño en viñas y sembrados del lugar. Salieron los frailes e invocaron a San Agustín y sólo hizo daño en un melonar. El hecho fue considerado milagroso, como el sucedido en Toledo. Con permiso del Sr. Obispo la villa decidió celebrar la fiesta de San Agustín en agradecimiento a su protección. La devoción a San Agustín como protector contra la langosta estaba muy extendido en España. Se conserva un cuadro con esa temática en el Museo del Prado, con San Agustín conjurando la langosta sobre la ciudad de Toledo.

Apenas se conservan restos del convento, ya que la desamortización arruinó la iglesia y convento. Era un conjunto grandioso, obra del arquitecto Nicolás de Vergara, muy unido a Juan de Herrera y siguiendo su estilo.  La fachada tenía 200 metros de larga con dos torres en las esquinas y la entrada estaba en un muro de ladrillo, con la crujía de granito y una portada con tres arcos de piedra con el escudo del cardenal Quiroga. Lo más destacado era el magnífico claustro de estilo herreriano de sillería de granito y dos plantas. La iglesia era de ladrillo de una nave de unos diez metros de larga, con ocho capillas, crucero y dos sacristías. En la portada con arco de medio punto había una estatua de San Agustín y el escudo de la orden.  Tras la desamortización el edifico se vendió en pública subasta en 1844 y los compradores lo usaron para labores agrícolas.

Esta casa además de ser un convento capitular, tenía cátedras de Latín, Filosofía y Teología. Había dos lectores y daba conferencias morales y vivían unos treinta religiosos. Se distinguieron en esta comunidad por sus virtudes los siguientes religiosos:

  • P. Andrés de Mazariegos
  • P. Hernando de Tolosa, que visitaba las pueblos cercanos como confesor.
  • PP. Diego y Francisco Arias. Confesores por los pueblos y en el mismo convento.
  • P. Juan de Salmerón, que daba muchas limosnas con los estipendios recibidos y murió con fama de santo.

Como sucedió en toda España con la invasión francesa de 1808 el convento fue saqueado y sufrió muchos desperfectos, que se vieron acrecentado por la desamortización. El hecho de estar extramuros de la población hizo que fuera desvalijado y despojado de los elementos aprovechables por los propios habitantes de Madrigal. Terminó siendo propiedad particular y se usó como almacén y vivienda.

El año 2006 Jesús Gascón Bernal publicó una tesis doctoral en la Universidad Politécnica de Madrid, que lleva por título “Estudio histórico del convento agustino extramuros de Madrigal de las Altas Torres y la intervención clasicista del arquitecto Juan del Ribero Rada”. En el primer tomo de la tesis se estudia los aspectos cronológicos del edificio y las relaciones de poder y patronazgo del convento con la Corte y con el pueblo. El segundo tomo se dedica a los aspectos arquitectónicos.

 Fr. Ricardo Paniagua