Sabías que…

Escrito el 26/01/2024
Agustinos


 

"De la capital de África a la capital del Imperio"

A los 29 años, Agustín, animado por sus amigos, deja Cartago, en África, y se aventura hacía Roma, la capital del Imperio Romano. Según ellos, allí puede seguir enseñando retórica y le será más fácil adquirir puestos de honor y riquezas.

Pero, a Agustín, lo que más le anima a cambiar de aires es que los estudiantes de Roma son de mejores costumbres y más disciplinados que los que tiene en Cartago. De esta manera, un día, sin que lo sepa su madre Mónica, se embarca en el puerto camino del otro lado del mar.

En Roma es acogido por compañeros de la secta maniquea, a la que él pertenece, pero de la que se siente cada vez más desilusionado, pues le ofrecen la verdad y de eso no hay nada.

Agustín, con muchas dudas sobre los maniqueos y sin confianza en la Iglesia Católica, se abandona al escepticismo, es decir, decide dudar de todo y, por lo tanto, evita equivocarse.

En Roma continua su actividad docente como profesor de retórica, pero también se decepciona de los alumnos. Aunque son más educados que los estudiantes que había tenido en Cartago, a la hora de pagarle lo hacen mal, tarde o, simplemente, no le pagan.

Por eso, pasado un año de estar en Roma, sus amigos maniqueos presentan su candidatura para ser profesor contratado, diríamos ahora que ser funcionario, de retórica en Milán, residencia entonces de los emperadores. Y así, después de pasar una prueba, consigue dicho puesto.

En el otoño del año 384, Agustín toma la ruta hacia la ciudad en la que debe ocupar la cátedra para la que ha sido designado. Quien le contrata valora mucho que Agustín, en esos momentos de su vida, es anticatólico. De esta manera, puede hacer frente y sombra al indomable obispo de Milán, Ambrosio.

Pero esto será para el próximo día.