Sabías que…

Escrito el 02/02/2024
Agustinos


 

"Aquel hombre de Dios: san Ambrosio"

Siguiendo con la biografía de san Agustín, nos hemos quedado en el año 384, cuando deja Roma y se dirige a Milán, para ocupar su cátedra de Retórica. Allí va a visitar en su casa al obispo Ambrosio y asiste a sus sermones en la catedral.

Le gusta mucho a Agustín escuchar al obispo, porque considera que habla muy bien. Sin embargo, el contenido, lo que dice, no le interesa en un primer momento. Aunque, poco a poco, a fuerza de escucharle, Agustín va cambiando su forma de sentir y de pensar.

Esto tuvo su proceso. En primer lugar, Agustín comienza a admitir que las ideas que expone Ambrosio se pueden defender sin sentir vergüenza. También se da cuenta que muchos pasajes del Antiguo Testamento los puede entender ahora, con el enfoque espiritual que le da Ambrosio.

El acercamiento de Agustín al obispo y la aceptación que va haciendo de sus mensajes, le hace desconfiar, más todavía, de los maniqueos, secta a la que pertenecía. Así, llega un momento que ya no encuentra sentido para seguir en la secta y la abandona.

A partir de ese instante, Agustín vuelve sus ojos a la Iglesia Católica, en la que le ha educado su madre Mónica. Decide entrar como catecúmeno, o sea, asistir a la catequesis, diríamos hoy. Se pone en contacto con Ambrosio y se somete a todas las normas que este le impone.

Para Agustín, ha llegado el momento de abrir al máximo los ojos de su inteligencia para diferenciar lo cierto de lo falso. Así, al escuchar a Ambrosio se da cuenta de que nada hay en la Biblia que sea absurdo, inmoral o indigno de Dios, como afirma la secta de los maniqueos.

Descubre Agustín que la fe no se opone a la razón, que sólo quien comienza creyendo los contenidos del mensaje cristiano, puede llegar a comprenderlos.

El resultado que se da en la vida de Agustín es que empieza a aceptar la autoridad que tiene la Biblia y la Iglesia, a vivir desde la fe, cuando antes solo lo hacía desde la razón.

Es un primer paso muy importante para Agustín, pues todavía tiene sus dudas sobre la fe cristiana.

¡Pero esto será para el próximo día!