Sabías que…

Escrito el 01/03/2024
Agustinos


 

"Toma y Lee (I)"

Dejamos la vez anterior a un Agustín que ha encontrado al verdadero Dios y descubierto el camino por el que llegar a Él. Lo que desea, a partir de ese momento es estar unido más a Dios. Agustín tiene ahora que elegir la forma de vida para el futuro.

Pero ¿por cuál de ellas optar? ¿Cuál era la mejor o, al menos, la más adecuada para él en la situación en que se halla?, porque tal como señala en el libro de las Confesiones, sentía profundo disgusto por el modo de vida que llevaba.

Es entonces, cuando se dirige al sacerdote Simpliciano para referirle todas sus congojas interiores. Agustín, en sus conversaciones con el citado sacerdote, se va dando cuenta que ya no le sirven las excusas que ponía para no bautizarse.

En una ocasión, y estando Agustín con su amigo Alipio, recibe la visita de un oficial del palacio, Ponticiado, que les habla de san Antonio, monje de Egipto, muerto pocos años antes, y del que no habían oído hablar. Ponticiado les cuenta sobre las comunidades de monjes y sobre sus costumbres impregnadas del buen olor de Dios.

El citado oficial de palacio también les señala cómo dos funcionarios de la corte imperial se han entregado al servicio de Dios. Este relato significa para Agustín, el comienzo de un nuevo combate, más violento, en su alma, en su propio corazón, que le altera tanto su rostro como su mente.

Agustín se retira al huerto de la casa en que se encuentra para allí, a solas, ser el único testigo de la batalla que se libra en su interior. Alipio va detrás de él. ¿Cómo podía dejarle solo en ese momento, viéndole presa de tal agitación?

Por la mente y el corazón de Agustín pasan, una tras otras, todas las frivolidades y vanidades en las que ha vivido hasta ese momento. Le dicen que no las deje, que no va a poder vivir sin ellas.    

Es una gran pelea por la que está pasando Agustín, y en la que se encuentra a su lado su amigo Alipio. ¿Cuál será el desenlace de dicho combate?

Pues eso lo veremos el próximo día.