Píldoras de San Agustín

Escrito el 11/03/2024
Agustinos


 

¡Hola, qué tal, cómo estás!

Comenzamos la cuarta semana del tiempo de Cuaresma. Y lo hacemos con el recuerdo del atentado de los trenes ocurrido en Madrid en el año 2004 y, en el que fallecieron casi doscientas personas.

La maldad del corazón del ser humano se hizo realidad en esa jornada, ocasionando tanto sufrimiento y dolor que, aún hoy en día, todavía pervive en las víctimas que sobrevivieron y en los familiares de los que murieron.  

Ante esta realidad de la maldad del corazón del ser humano, la Cuaresma se nos presenta como un tiempo para combatirla y transformarnos, buscando mejorar nuestro ser y nuestro actuar.

Esto supone no estar satisfecho con lo que uno es y hace e iniciar, por lo tanto, un camino de cambio, perseverando en el mismo, aceptando el proceso que esto supone.

Un proceso que tiene tentaciones, pruebas, cansancios, pero que hay que superar hasta el fin, como señala San Agustín.

“Tu primera finalidad es no estar satisfecho de ti mismo, combatir el pecado y transformarte, mejorándote. La segunda finalidad es soportar pacientemente las pruebas y las tentaciones de este mundo causadas por los cambios en tu vida y perseverar hasta el fin en medio de estas cosas”.

(Enarraciones sobre el salmo 59, 5)

Oración:

“Señor, nuestro Dios, esperamos en el refugio de tus alas. Protégenos y llévanos. Solo cuando eres nuestra fuerza, nosotros somos fuertes”.

(Confesiones 4, 16)