Historia y personajes

Escrito el 28/03/2024
Agustinos

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Fr. Antolín Merino. Historiador y Vicario General

Fr. Antolín Merino fue uno de los Vicarios Generales que tuvo la Orden Agustiniana en la primera mitad del siglo XIX. Desde 1805 los agustinos españoles, igual que el resto de las órdenes religiosas recibieron del Papa la atribución de tener un Vicario General independiente de Roma, mediante la bula Inter graviores. Se mantendrá esta facultad hasta el año 1893, en que se volvieron a depender de Roma.

El primer Vicario General fue Fr. Jorge Rey, que ejerció el cargo hasta su muerte en Zaragoza en 1813. Fr. Antolín Merino ocupará ese cargo tras la muerte del segundo Vicario General Fr. Félix Meave en 1819. Además de ejercer esa responsabilidad en tiempos difíciles, ha destacado como un gran historiador y continuador de la magna obra La España Sagrada, del P. Enrique Flórez.

El P. Antolín había nacido en un pueblo del norte de Palencia en 1745 y muy joven se trasladó a la universidad de Valladolid para estudiar Artes. Allí le surgió la vocación religiosa y profesó en el convento de San Agustín de la ciudad en 1765, trasladándose al convento de Salamanca, donde estudió Teología, Griego y Hebreo. Debido a sus altas cualidades fue elegido para colaborar en la continuación de la España Sagrada, tras la muerte del P. Enrique Flórez.

En Madrid también fue profesor de Filosofía en el colegio de Dña. María de Aragón y allí ejercerá el cargo de regente de estudio y rector del mismo. En 1777 obtuvo el título de maestro y volvió a dedicarse con ahínco a la investigación histórica, acompañando al P. Risco, el continuador del P. Flórez. En ese tiempo publicó un curso de Teología en siete tomos y editó las obras castellanas de Fr. Luis de León.

El año 1807 había sido nombrado provincial de la Provincia de Castilla. En la invasión francesa fue testigo de la destrucción y rapiña de los franceses en S. Felipe el Real y de la obra que estaba preparando de los Trabajos de Jesús, de Fr. Tomé de Jesús. Renunció al cargo de canónigo de la catedral de Palencia en 1809, para seguir con sus publicaciones. Terminada la Guerra de la Independencia volvió al convento de San Felipe El Real y tuvo el dolor de ver los destrozos hechos, intentando recupera lo que se podía y devolviendo a la casa lo que se había extraído de ella, como la obra del P. Flórez y su monetario.

Continuó con los trabajos de la publicación de la España Sagrada y fue nombrado académico supernumerario de la Real Academia de la Historia en 1815. Preparó los materiales para publicar unas Memorias de Fr. Luis de León.  Se publicó el tomo XLIII de la Historia Sagrada y fue nombrado Procurador General de la Orden Agustiniana en 1819, y al morir el Vicario Fr. Félix Meave se hizo cargo de ese puesto  Fr. Antolín Merino.

Murió en 1830 con muchos achaques y casi ciego a la edad de 84 años. Sus restos mortales fueron trasladados a la sacramental de San Ginés y San Luis, junto a los de Fr. José de la Canal. En la Real Academia de la Historia se conserva un retrato de Fr. Antolín Merino.

Fr.  Ricardo Paniagua