Sabías que…

Escrito el 05/04/2024
Agustinos


 

"Siervo de Dios"

El Agustín ya bautizado ha dejado Italia y vuelve a África, a Tagaste, su pueblo natal. Le acompaña su hijo, sus amigos y, en la mente y corazón, su madre Mónica, fallecida en Ostia.  

Como primera medida al llegar a su patria chica es vender las pocas posesiones que tenían sus padres y donar a los pobres lo obtenido. Agustín se queda únicamente con la vivienda, para establecerse allí con sus amigos en condición de “siervos de Dios”. Algunos piensan que se podría considerar a este grupo de amigos, que viven juntos en Tagaste, como un ensayo de la vida en un monasterio agustiniano.

Para Agustín, ahora hay que centrar la vida en la búsqueda y conquista de Dios. Y, en este proceso, Cristo y la Escritura tienen que abrir el camino.

En Tagaste el grupo de amigos poseen todas las cosas en común. Allí se ora, se lee, se consulta a entendidos - en este caso Agustín- se reflexiona.

Agustín es el padre común de todos, el “director espiritual”, el maestro de filosofía, de Sagrada Escritura y de teología. Lo que Dios le inspira en su oración y estudios, lo transmite a los demás: a los que viven con él a través de su palabra y, al resto, con sus escritos.  

Los libros de Agustín corren de mano en mano, se solicitan, se copian, se regalan. En la Iglesia norteafricana es muy conocido, admirado y alabado, tanto por su ciencia como por su estilo de vida. Otros, los de las sectas como los donatista, los maniqueos, más bien le odian.

Se puede decir que en esta época Agustín está satisfecho con la forma de vida que lleva. De ahí que se esfuerce en ganar nuevos integrantes para el grupo de los “siervos de Dios”, en Tagaste. Él, personalmente, se va a buscarlos por los pueblos y ciudades de la zona.

Así es como, a primeros del año 391, llega a Hipona, ciudad donde es obispo Valerio.

¡Pero esto, será para el próximo día!