¡Hola, qué tal, cómo estás!
La semana que hemos iniciado de este mes de agosto está llena de fiestas, encuentros, recuerdos. Una multitud de pueblos celebran las fiestas patronales en honor de la Virgen o San Roque.
Familiares y amigos se acercan a los pueblos para estar al lado de sus seres queridos. Las casas y las calles se llenan de gente de todas las edades y venidos de múltiples lugares.
En un programa de fiestas que tengo en mis manos dice la alcaldesa del pueblo: “Las fiestas son un momento único para compartir con nuestros seres queridos, reencontrarnos con familiares que vuelven al pueblo y disfrutar con los amigos de siempre”.
Y, en el saludo de la comisión de fiestas se señala: “Las fiestas no son solo música o pasacalles. Son recuerdos, orgullo, raíces… ser del pueblo no se explica, se siente. Está en cada rincón donde jugamos de pequeños, en cada bar, en cada peña, en cada gesto que nos une”.
Esto me han traído a la mente y al corazón lo que San Agustín dice también sobre la alegría de estar juntos con aquellos que amas.
“Todas estas cosas han alegrado mi corazón: hablar, reír, leer juntos libros amenos; pasar del bromear más frívolo a hablar de las cosas más profundas; disentir sin rencor; encontrar aún más agradable los frecuentes puntos en común; enseñar los unos a los otros y aprender unos de otros; alegrarnos por los que llegan y entristecernos por los que se marchan. Estas y otras cosas encendieron una llama que funde nuestras almas y de muchas hizo una sola”.
(Confesiones 4,8)
Oración:
“Felices los que te aman, Señor, los amigos en ti y los enemigos en ti”.
(Confesiones 4,9)