"Anteponer lo común a lo propio y no al revés "
Por si no lo sabías te cuento que, para los religiosos agustinos, vivir el voto de pobreza no sólo significa tener los bienes en común con el resto de los hermanos, considerando que todo es de todos. También requiere, además, tener el corazón libre del deseo de las cosas materiales.
Teniendo esto en cuenta, la Regla de San Agustín recomienda a los religiosos que tengan una vida sencilla cuando se trata de bienes materiales, para estar así más libres al servicio de los demás, especialmente de los pobres. Esta sencillez de vida predispone a los agustinos adecuadamente para trabajar por la erradicación de las injusticias sociales.
Teniendo todas las cosas en común, los religiosos agustinos dan testimonio de que están llenos de un amor tal que ya no buscan lo propio, sino más bien lo común, y anteponen lo común a lo propio y no lo propio a lo común. De aquí se sigue que, la mayor riqueza de la comunidad agustiniana es “la grande y abundantísima riqueza común, que es el mismo Dios”.
Los agustinos deben, por tanto, cultivar rigurosamente la pobreza y expresarla en formas nuevas, más adecuadas a la comprensión de la sociedad moderna o a las diversas culturas. Todo esto sabiendo que, más vale necesitar pocas cosas, que tener muchas y no estar nunca saciado.
(Constituciones 65-66)