"Espíritu de unión y concordia de voluntades"
Lo que hoy vamos a conocer me ha traído a la mente aquel dicho, tantas veces citado, “La unión hace la fuerza”.
No sé si sabes que, en la vida de comunidad, los religiosos, por el voto de obediencia, entregan voluntariamente el humilde obsequio de su obediencia, y los superiores, conocidos también como Priores, promueven la colaboración de ellos, conscientes unos y otros de su mutua responsabilidad a la hora de construir una comunidad más fuerte, mediante un mayor espíritu de unión y concordia de voluntades.
La armonía que surge de esta manera de vivir en comunidad, ha de presentarse ante la humanidad como un signo del amor que debe existir entre los discípulos de Cristo (cf. Jn 17,23; Hch 4,32), y como un signo especial de la gracia de Dios.
Teniendo esto en cuenta, los Priores deben procurar ejercer en favor de los Hermanos la autoridad que han recibido en virtud de su cargo, escucharlos gustosamente y sinceramente, permaneciendo, con todo, firme su autoridad, promover sus iniciativas en favor de la Orden de San Agustín, imponer sólo mandatos justos y razonables, de modo que la obediencia de los Hermanos pueda ser verdaderamente activa y racional.
A su vez, los Hermanos esmérense en cumplir esos preceptos con espíritu de fe y de amor a la voluntad de Dios, según la Regla de San Agustín y las Constituciones de la Orden, no atendiendo al talento del que habla, sino a la autoridad del que habla. “Así la obediencia religiosa, lejos de menoscabar la dignidad de la persona humana, la lleva a la madurez, acrecentando la libertad de los hijos de Dios”.
De esta manera, se mantendrán la autoridad, la obediencia y la corresponsabilidad por parte de todos en bien de la comunidad y del apostolado a ella encomendado, cumpliéndose el dicho arriba indicado de "La unión hace la fuerza".
(Constituciones 76-77)