Samaritano (1)
“Os rogamos, os suplicamos, os exhortamos: portaos con mansedumbre, compadeceos de los que padecen, recibid a los flacos, y en esta ocasión en que acuden muchos peregrinos, con sus necesidades y trabajos, abunde vuestra hospitalidad y multiplíquense vuestras obras buenas”. (Serm. 81, 9).
Ayer encontré un mendigo
que necesidad tenía.
Sonreí con ironía
porque estaba en un postigo
vestido con sucio abrigo,
luciendo larga melena
sucia, con polvo y arena
y ojeras de no dormir.
No pudo el hombre mentir:
no había tomado la cena.
Nos cruzamos la mirada
fugazmente y en silencio;
mas al instante evidencio
que su alma vive apenada,
triste y desconsolada
y sufriendo el desamparo
mío, que tengo el descaro
de no ofrecerle mi ayuda
comportándome, sin duda,
como el más mezquino avaro.
Nazario Lucas Alonso