Hola, qué tal, cómo estás.
Ya estamos a mitad del mes de octubre y, en algunos países como Perú, es un mes penitencial, el mes morado.
Allí, los católicos realizan procesiones portando el cuadro de la imagen del Señor de los Milagros. Muchos de los que participan en las mismas van vestidos con un hábito morado o llevan alguna prenda de dicho color. Esto indica dolor, penitencia, arrepentimiento.
Unos van vestidos así en agradecimiento a Dios, que les ha concedido algún favor. Y, otros, lo hacen justamente para pedir algún favor. En la mente y en el corazón de todos los que asisten a estas procesiones está el saberse pecador, necesitado del perdón de Dios y de los demás.
Esta vivencia la ha tenido San Agustín en varios momentos de su vida. Por eso, hoy nos invita a que cada uno de nosotros se reconozca también pecador. Que se aventure a “Conocerse a sí mismo”, como nos dice a continuación.
“Nadie te está diciendo, sé menos de lo que eres; sino conoce lo que eres. Debes saber que eres hombre. Que eres pecador. Que es Dios quien te libra de las culpas. Haz que tu confesión revele la mancha en tu corazón y pertenecerás al rebaño de Cristo.
(Sermones 137, 4)
Oración
Señor, en mí ves tu obra, no la mía. Pues si ves mi obra, me condenarás; pero si ves la tuya, me coronarás. Cualesquiera que sean mis obras, éstas provienen de ti, y por eso son más tuyas que mías.
(Enarraciones sobre el salmo 137, 18)