Convento de Ntra. Sra. del Socorro de Valencia
Antes de hablar de este convento valenciano, conviene dedicar unas líneas a esta advocación mariana de Nuestra Señora del Socorro. Su origen se encuentra en el convento agustino de Palermo, en la isla de Sicilia, en cuya iglesia conventual había una imagen de la Virgen de origen muy antiguo. Según cuenta una leyenda el prior acudió pidiendo protección al encontrarse enfermo y la Virgen le pidió que había de llamarla Virgen del Socorro, concediéndole la salud. Esta advocación mariana se extendió por muchos conventos de Italia, y también llegó al sur de Francia y el levante español. En Roma se le veneraba como Virgen del Perpetuo Socorro y así pasó los avatares de la historia hasta el siglo XIX: En 1866 el Papa Pío IX pidió a los agustinos que entregaran la imagen a los religiosos redentoristas. Es una imagen de medio cuerpo y estilo bizantino de la Virgen y el Niño Jesús.
En España esta devoción fue traída por el caballero Juan de Exarch, que había servido a la Corona española en el reino de Nápoles, durante el gobierno de los Reyes Católicos. Decidió volver a España y entró en religión en el convento de San Agustín de Cerdeña. Desde allí se dirigió a Mallorca acompañado de una imagen de la Virgen del Socorro y fundó extramuros de la ciudad un convento agustino en 1480. Años más tarde fue derruido para construir la muralla defensiva de la ciudad y se edificó en el interior de la urbe, que es donde se encuentra actualmente. Tras la desamortización la iglesia fue entregada a la provincia de Filipinas a finales del siglo XIX y después pasó a la provincia matritense, que la regenta hasta nuestros días.
El mismo caballero Juan Exarch se trasladó a Valencia y fundó el convento e iglesia de Ntra. Sra. del Socorro. Durante muchos años hubo en Valencia dos conventos agustinos: el de San Agustín y el de El Socorro, perteneciendo este último a la observancia. Se comenzaron las obras en 1501 y muy pronto fue lugar de devoción para los valencianos por su advocación mariana y la austeridad de sus religiosos. También se extendió esta advocación al convento de Ciudadela y a otros del reino de Valencia. Estos conventos de Baleares y Valencia pertenecían a la provincia de Cerdeña, hasta que en el 1541 pasaron a la de Aragón.
El convento valenciano estaba situado extramuros de la ciudad en el arrabal de Cuarte y aunque era más pequeño que el de San Agustín, tenía fama de gran observancia y Santo Tomás de Villanueva lo eligió para residir en él antes de tomar posesión del cargo de arzobispo y pidió que reposaran sus restos allí, como así se hizo, permaneciendo sus restos hasta la desamortización en que se trasladaron a la catedral. En los primeros momentos hubo cierta tirantez entre los dos conventos agustinos de la ciudad, el primero observante y modesto y el segundo claustral y más poderoso, hasta el punto de que en 1501 el rey Fernando el Católico enterado de esta situación, envió una carta al gobernador de Valencia pidiendo que evitara por todos los medios que los dichos frailes claustrales molestaran o echaran a los observantes del Socorro. También residió en este convento Fr. Francisco López de Urraca cundo iba camino de Cerdeña al ser nombrado obispo de Bosa. De vuelta a España volvió a residir en el convento del Socorro, precisamente por la gran devoción que tenía a Santo Tomás de Villanueva.
El religioso más famoso e hijo de este convento fue Fr. Miguel Bartolomé Salón que profesó en 1558. Estudió en la universidad de Alcalá y Salamanca y fue Maestro en Artes y Doctor de Teología y Derecho, ejerciendo la cátedra de Santo Tomás en la universidad de Valencia, que ganó por oposición. Fue elegido prior de varios conventos y provincial en 1599, muriendo en 1621. Asistió al Capítulo General en Roma y fue uno de los encargados de revisar y corregir las Constituciones. Tuvo una estrecha relación con el beato Juan de Ribera, patriarca y obispo de la ciudad. Participó en las disputas teológicas de su tiempo como la De auxiliis, con su Censura, ya que era calificador del Santo oficio. También escribió varias obras de Teología y Derecho.
En el convento de Ntra. Sra. del Socorro estuvo los restos de Santo Tomás de Villanueva y fue punto destacado en la celebración de las fiestas con motivo de la beatificación y canonización del santo en 1658. Esta casa tuvo muchos años noviciado y estudios de Filosofía y Teología. Durante la ocupación francesa de la ciudad el convento fue saqueado y quemados muchos de sus elementos. Expulsados los religiosos en 1835 quedó la casa abandonada y en 1838 se trasladaron los restos de Santo Tomás a la catedral de Valencia.
Fr. Ricardo Paniagua