Historia y personajes

Escrito el 29/12/2022
Agustinos


Convento de Santa Magdalena de Sarria

Este convento agustino se encontraba en el pueblo gallego de Sarria, en el camino de Santiago, y ha sido muy popular entre los peregrinos que desean conseguir la “Compostela”, ya que se encuentra a 100 km de Santiago, que es la distancia mínima para conseguirla. En ese lugar del camino existía desde el siglo XIII una casa de frailes agustinos, aunque vivían de manera independiente, fundada al tiempo de crearse el caserío de Sarria. Desde el primer momento se convirtió en hospital de peregrinos, acogiendo a los enfermos del camino.

En el siglo XIV ya existe una documentación que habla del convento de Sarria, habitado por religiosos de una congregación llamada de agustinos o magdalenos. A principios del siglo XVI se cita a un prior vitalicio que gobernaba el convento de forma autoritaria, hasta que fue destituido por el obispo de Lugo. Por fin, en 1568 Sarria dejó su trayectoria claustral e independiente y entró en el régimen de la observancia, bajo las autoridades de la provincia religiosa de Castilla. A partir de ese momento formó parte de los conventos de Galicia, bajo la supervisión del de Santiago, dentro de la provincia religiosa.

El templo estaba situado en lo alto de la villa y era de una solo nave, con cubierta de madera y capillas absidiales, construida en el siglo XV, pero con transformaciones posteriores. Destaca la capilla mayor y la del Santo Cristo, que es la parte más valiosa, con nervios de perfil triangular, del siglo XVI y con numerosas sepulturas. También es valioso el convento el claustro con dos alturas, situado al lado norte de la nave de la iglesia y construido en estilo gótico.

En el siglo XVIII se edificó la majestuosa fachada con un pórtico barroco y otros elementos de ese estilo. Se conoce el arquitecto de la misma y de la torre que fue Juan Cachafeiro. Entre las numerosas donaciones que recibió el monasterio y sufragó los gastos del XVIII hay que señalar al obispo de Lugo, el agustino catalán Don Fr. Francisco Armañá, que después sería arzobispo de Tarragona. También contó con el apoyo de los poderosos Condes Lemos, que también poseían el Marquesado de Sarria.

El convento tuvo que ser importante, ya en el vivieron más de 25 religiosos, lo que indica que tenían medios para mantenerlos. Un trabajo habitual fue la atención espiritual y material de los peregrinos, con especial cuidado de los enfermos. También ofrecían conferencias morales y atendían en el confesonario y los sermones en los pueblos cercanos.

Entre los religiosos célebres se cita a Fr. Domingo Serrano, que llegó al convento procedente de Ávila. Murió en olor de santidad, después de haber ejercido el priorato en el año 1698. También es destacable Fr. Francisco Domínguez, que profesó en este cenobio y que realizó sus estudios de teología en la Universidad de Salamanca y obtuvo el doctorado en la de Santiago de Compostela. Ocupó la cátedra de Prima de Teología en 1609 en Salamanca y pasó por la de Biblia, Escoto y Durando. Fue elegido rector del colegio de Dña. María de Aragón, en Madrid, donde murió en 1639, siendo definidor provincial.

En el momento de la exclaustración la iglesia conventual pasó a ejercer de parroquia en el municipio y el convento fue utilizado de cárcel y para varios servicios municipales, perdiéndose los bienes muebles,  archivo y biblioteca. A finales del siglo XIX se ofreció el convento a los mercedarios, que lo han ocupado hasta nuestros días.

 Fr. Ricardo Paniagua