Música: Gregoire Lourne, Africa the Cradle of life
Sin mentira en la oración
No engañemos a los hombres, ya que no podemos engañar a Dios. Y no oramos a Dios, sino que fingimos orar, si creemos que somos nosotros mismos, y no El, quien hace lo que oramos. En ningún modo damos gracias a Dios sino que fingimos darlas, si no creemos que es El quien hace aquello por lo que damos gracias. Si en las conversaciones de los hombres hay labios mentirosos, no los haya por lo menos en la oración. Lejos de nosotros el negar con el corazón que Dios hace aquello que le pedimos que haga con nuestros labios y palabras. Lejos también de nosotros, lo que es más grave el callarlo en nuestras conversaciones para engañar a otros, no sea que, mientras queremos defender ante los hombres el libre albedrío, perdamos ante Dios el auxilio de la oración y no sea auténtica nuestra acción de gracias, pues no reconocemos la auténtica gracia.
San Agustín, Carta 217,7