Convento de Santa Quiteria en Samper de Calanda
Los conventos agustinos han tenido la suerte que captar la atención de los estudiosos, pero los pequeños pocas veces se han investigado. En este caso vamos a comentar la historia de uno de ellos, situado en el Aragón profundo. Estaba localizado una población aragonesa de la provincia de Teruel, en la comarca del Bajo Martín que se encuentra a mitad de camino entre Híjar y Escatrón y tiene una población de unos 1000 habitantes. Hasta 1610 residía una población numerosa de moriscos, que ocupaban la zona baja del pueblo, mientras que en la parta alta estaban los cristianos, hasta que fueron expulsados en 1610.
En este pueblo hubo un convento de agustinos que perteneció a la provincia de la Corona de Aragón. Estaba dedicado a Santa Quiteria, y se construyó al lado de una ermita que había a las afueras del pueblo y que se conserva en la actualidad. El convento se fundó en 1603 por el agustino de Zaragoza Fr. Juan de Ibarra y se erigió bajo la advocación de Santa Quiteria, que era la titular de cenobio. Según relata Fr. Antonio Claver, en la víspera del Corpus se ausentó el párroco por encontrarse enfermo y los habitantes del pueblo al saber que en la posada estaba un fraile agustino, Fr. Juan de Ibarra, le pidieron que dirigiese la misa, lo cual hizo junto con la procesión y el sermón que dirigió a los fieles. El agustino les indicó que sería bueno que el pueblo tuviere un convento donde acudiesen a misa. Reunido el Concejo resolvieron fundar un convento junto a la ermita de Santa Quiteria, y conseguida la licencia llegaron los agustinos el 3 de agosto de 1603 con Fr. Juan de Ibarra como prior. El convento estaba adosado a la ermita, hasta que en 1683 se tiró la iglesia y se construyó una más grande con nuevos retablos. La iglesia se convirtió en centro de peregrinación para los pueblos de esa región por la devoción a la santa. El convento permaneció abierto hasta la desamortización de 1835 y residían unos seis religiosos.
Las fiestas patronales se celebran en honor a Santo Domingo de Guzmán el 4 de agosto y los días siguientes, y también se celebra la fiesta de la Virgen del Pilar y de Santa Quiteria, aunque las grandes fiestas del pueblo son en Semana Santa, por ser uno de los pueblos de la llamada “Ruta del tambor”, que tiene su exaltación el día de Viernes Santo. Entre las fiestas que tienen lugar en los barrios del pueblo, destaca la de de San Agustín, sobre todo en el barrio que lleva su nombre, seguramente en recuerdo de la presencia de los agustinos durante más de doscientos años. Ese día se cantan “los gozos de San Agustín”, que son unos poemas populares, que se cantaban en las vísperas de la fiesta del santo. Al día siguiente había procesión y, a continuación, la misa en honor a San Agustín. El barrio ha conservado la tradición y celebra la fiesta con gran participación, además de tener una capilla dedicada al santo en las calles del pueblo. Vamos a transcribir los conocidos gozos de San Agustín que se cantaban en Samper de Calanda y que empiezan así:
Serafín sois en amor
de la ciencia querubín
Vos enemigo mortal Setenta y más religiones
De la iglesia algunos años vuestra regla han recibido
Haciéndole algunos daños pues en ella han conocido
Vuestro ingenio sin igual escala de perfecciones
Siendo el argumento tal por donde los corazones
Que a todos causaba horror suben al perfecto amor
La llegada de los agustinos al pueblo a principios del siglo XVII, favoreció el patronazgo de San Agustín para el barrio cercano al convento, aunque en la tradición del pueblo se mantuvo Santo Domingo como patrón principal.
Es muy interesante la advocación de Santa Quiteria como una de las santas más populares de Aragón, cuya devoción se extiende por toda la región y sólo se encuentra en el martirologio hispano, junto a otras ocho hermanas vírgenes y mártires. Estaba muy extendida su devoción por Francia y Portugal, y en otras regiones, aunque es en Aragón donde está más generalizado su culto. Su fiesta es el 22 de mayo y se le califica como protectora contra la rabia.
La circunstancia de la construcción de su ermita se debe al hecho de que se apareciese a un pastorcillo en un monte cercano al pueblo y le curara de la rabia. En gratitud a este hecho milagroso la villa de Samper construyó una ermita en la zona, donde sale un manantial de agua limpia. Adosada a esa ermita se construyó a principios del siglo XVII el convento agustino y en él se creó una cofradía dedicada al Dulcísimo Nombre de Jesús y Santa Quiteria. La ermita fue atendida por los agustinos que se hacían cargo de las fiestas y celebraciones religiosas.
Fr. Ricardo Paniagua