Reflexión agustiniana

Escrito el 04/03/2023
Agustinos


Perseverar en el camino

El camino hacia la patria, como todo camino, tiene dificultades, puede llegar el cansancio y el desánimo. Para vencer las dificultades y superar los cansancios es necesario la perseverancia, es decir, es necesario permanecer firmes en el camino y fieles al Camino, mantenernos en el deseo y en la esperanza y permanecer en la oración, que se convierte en momentos de respiro y de alimentar el deseo de llegar a Dios, de llegar a la patria, de llegar al descanso: “No es pequeña cosa la que nos enseña el Espíritu Santo. Nos insinúa que somos peregrinos y nos enseña a suspirar por la patria, y los gemidos son esos mismos suspiros” (Comentario a Juan 6, 2).

 Los deseos santos que son provocados en el corazón del creyente por el amor, deben

manifestarse en actos concretos, que a su vez son la muestra de esos deseos: “¿Cuáles son los ríos de Babilonia y qué es nuestro sentarse y llorar recordando a Sión? Pues si somos  ciudadanos de ella, no sólo cantaremos esto, sino que obraremos; si somos ciudadanos de Jerusalén, es decir, de Sión, y durante esta vida no habitamos como ciudadanos en esta confusión del siglo, en esta Babilonia, sino que nos hallamos detenidos cautivos, conviene que no sólo cantemos estas cosas, sino que las ejecutemos con el piadoso afecto del corazón, con el anhelo religioso de la eterna ciudad” (Comentario al salmo 136, 2).

Cuando nos demos cuenta que nos hemos salido del camino o que nos hemos olvidado de dar los pasos adecuados, hemos de sacar fuerzas de la flaqueza y mantenernos fieles, de tal manera que podamos corregirnos y empezar de nuevo: “Cada cual ponga atención según su capacidad. Y según vaya cayendo en la cuenta, se dolerá para corregirse, o se alegrará de que puede dar su aprobación. El que vea que se ha desviado, que recupere el camino y vaya por él; y si se encuentra ya en el camino, que siga avanzando hasta llegar a la meta. Que nadie, fuera del camino, sea pretencioso; que nadie, ya en el camino, sea perezoso” (Comentario al salmo 31, 2, 1).

El que está en el camino debe estar con alegría en el corazón, tal vez eso sea lo que significa la invitación de Agustín a “atravesar cantando y cantar atravesando” (Comentario al salmo 38, 1). Debe de sentir gozo en la lectura de las palabras divinas, en el gusto por el descubrimiento de su sentido a través del estudio y el gusto por la lectura de buenos libros: “Pero ¿de dónde les vienen estos goces a los que se hallan aun en la tierra si no es de los divinos discursos, de la palabra de Dios, de alguna parábola inquirida e investigada de la Escritura, de la dulzura del hallazgo, al cual precede el trabajo de la investigación? En los libros se encuentran ciertas

alegrías santas y buenas, más no en el oro, ni en la plata” (Comentario al salmo 38, 2).

Por otra parte, Agustín invita a mirar al crucificado y dice que nadie debe burlarse de la cruz de Cristo, es más, todos hemos de recordar que hemos sido signados con la cruz en la frente, como señal de pertenencia a la ciudad celeste. La cruz es la llave de la escritura: “Pero sabéis que Aquel que fue crucificado en el Calvario rasgó el velo para que se descubriesen los secretos del templo. Por tanto, como la cruz de nuestro Señor Jesucristo fue la llave con la que se abrieron las cosas cerradas, creemos que ha de ayudarnos para que se nos manifiesten estas cosas ocultas” (Comentario al salmo 45, 1).

No es fácil mantener el mismo tono siempre, perseverar con el mismo coraje, con frecuencia podemos renquear un poco y pausar la marcha, por eso está bien que Agustín sea realista y nos invite, en esos momentos, a no salirnos del camino, aunque tengamos que ir más despacio: “Corrige tu fe, encáuzala, endereza tu camino. Y si tienes buen pie, camina ya seguro, corre, estás en camino; cuanto mejor corras, tanto más fácilmente llegarás a la meta. Pero tal vez renqueas un poco. Que al menos no te salgas del camino, y aunque tardes algo más, has de llegar; no te detengas, no retrocedas, no te desvíes” (Comentario al salmo 31, 2, 6).

Santiago Sierra, OSA