Píldoras de San Agustín

Escrito el 06/03/2023
Agustinos


 

Hola qué tal, cómo estáis.

Os cuento que esta semana pasada, hemos tenido en la parroquia la primera reunión de un grupo de personas que queremos aprender a orar, a contemplar. Sí, has oído bien, aprender a orar, a contemplar.

Porque rezar, solemos rezar. Por ejemplo, la oración que nos enseñó nuestra madre en la niñez, la que aprendimos en la catequesis de comunión, el padrenuestro, avemaría y gloria.

Ahora bien, nunca o casi nunca, hemos logrado orar y, menos aún, contemplar. Viajar a nuestro yo profundo para encontrarnos allí con Aquel que lo habita todo, con el Señor, nos resulta costoso, por no decir, imposible. Hay muchas cosas que nos distraen, que no nos dejan hacer silencio. Que no nos permiten orar desde lo hondo.

Pero no desistimos, por eso nos hemos planteado aprender a ir al maestro interior que tenemos, como hizo San Agustín, para que nos enseñe. Nos dice el santo:

Hay un maestro interior que nos enseña. Cristo es nuestro Maestro y su inspiración nos enseña. Donde su inspiración y su unción escasean, en vano las palaras resuenan en nuestras orejas.

Como dijo el apóstol Pablo: “yo planté la semilla, Apolo la regó, pero Dios la ha hecho crecer”. Por eso, ya sembremos, ya reguemos con las palabras, no somos nada.

Es Dios quien hace crecer; su unción nos enseña todo.

(Comentario al Evangelio de S. Juan 3, 13)

Oración

Señor, eres luz inefable y busqué conocer de ti la existencia, naturaleza y valor de las cosas por ti, pues escucho tus enseñanzas y mandatos.  

(Confesiones 10, 40)