Hola qué tal, cómo estás.
Damos comienzo a la gran semana de los cristianos, la Semana Santa, llamada así porque cada uno de los días es santo. Pero, nos podemos preguntar, ¿qué es lo que les hace santos? Y la respuesta la encontramos en los acontecimientos que ocurren en esos días.
Porque ¿qué es lo que acontece? Pues, nada más y nada menos que la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Ahora bien, ¿esto no ocurrió hace dos mil veintitrés años? Sí, pero al recordarlo, al hacerlo presente en estos momentos, lo estamos reviviendo en nuestra mente y corazón.
Y es que, los últimos acontecimientos de la vida de Jesús nos afectan ahora de la misma manera que si hubiéramos estado allí, cuando ocurrieron en Jerusalén. Porque el amor no tiene espacio ni tiempo. Está presente a lo largo de nuestra vida personal y de la historia de la humanidad. Y, la pasión, muerte y resurrección de Jesús no es más que la historia de amor de Dios hacia los hombres y mujeres de este mundo.
Escuchemos lo que nos dice San Agustín en este sentido.
“Guarda los mandamientos con amor. ¿Quién podría negarse a amar a Dios, lleno de misericordia y justo en todas sus obras? ¿Quién podría negar amor a Aquél que nos amó primero a pesar de nuestras injusticias y de nuestro orgullo?
¿Quién podría negarse a amar a Dios que nos amó tanto como para enviar a su único Hijo, no sólo a vivir entre los seres humanos, sino también a morir por amor a ellos?”
(Instrucciones a los catequistas 39)
Oración
“Tú, Omnipotente y Bueno, cuida a cada uno de nosotros como si tuvieras sólo a él para cuidar y de todos como de cada uno”.
(Confesiones 3, 11)