Domingo con San Agustín

Escrito el 30/04/2023
Agustinos


Domingo IV de Pascua 30 de abril de 2023

Jn 10, 1-10

Las ovejas atienden a su voz.

En este domingo cuarto del tiempo de Pascua tradicionalmente le llamamos el Domingo del Buen Pastor porque Cristo Jesús se nos presenta como pastor de las ovejas. Esta imagen del pastor es una imagen muy querida, que viene ya del Antiguo Testamento. Y nos habla de cómo Dios nos guía, nos pastorea, nos acompaña en nuestras vidas. Pero para que podamos hacer esto, nosotros, las ovejas, tenemos que abrir bien los oídos y escuchar la voz del pastor para poder seguirle, para poder seguir en su camino.

Pero, llama la atención el amor y misericordia de Jesús que nos promete, que aún a las que no son de su rebaño, las va a llamar, la va a acompañar, para que lleguen a Él, para que descubran su amor y se salven. Para Cristo Jesús nadie es un extraño, un alejado, todos estamos cerca de su corazón y él nos llama para que podamos disfrutar de él.

«El que entra por la puerta es pastor de las ovejas.» Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre por nosotros. Conozca el hombre que no es Dios, sino hombre, porque el que quiere parecer Dios siendo hombre, no imita a Aquel que siendo Dios se hizo hombre. Porque no se te ha dicho: seas algo menos de lo que eres; sino, reconoce lo que eres.

«A éste le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.» ¿Y quién es el que saca las ovejas sino Aquel que perdona los pecados, para que desembarazados de sus duras cadenas puedan seguirle? "Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas".

«A un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños» Algunas veces las que no son ovejas oyen la voz del pastor; tal aconteció a Judas, que, aunque era lobo, oyó esta voz, y las ovejas no la oyen; porque algunos de los que crucificaron a Cristo eran ovejas, y, sin embargo, no oyeron su voz. Podrá decir alguno que aquellas no eran ovejas cuando no oían su voz; mas una vez que fue oída esta voz, fueron cambiados, de lobos que eran, en ovejas. Aún me asusta lo que el Señor, por boca de Ezequiel, reprende a los pastores, diciéndoles, entre otras cosas, acerca de las ovejas (Jn 34,6): "No llamaste a la que andaba errante". Él le dice errante y la llama oveja; no andaría errante, si oyera la voz del pastor; por eso anda errante, porque oyó la voz del extraño. He aquí lo que yo digo: el Señor conoce los que son suyos, por presciencia (2Tim 2,19); conoce a los predestinados; éstos son las ovejas. Algunas veces no se conocen ellas mismas, pero el pastor las conoce; porque hay muchas ovejas fuera del redil, y muchos lobos están dentro. De los predestinados es de quien habla. Hay una cierta voz de pastor que las ovejas reconocen; no la del extraño; y en la que las que no son ovejas no oyen a Cristo. ¿Qué voz es ésta? "El que perseverare hasta el fin, éste será salvo" (Mt 10,22).

«Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.» Entiéndase en este sentido: Todos los que vinieron sin mí; porque no vinieron sin Él los Profetas, porque vinieron con Él los que vinieron con la palabra de Dios, y los que vinieron con El fueron veraces, porque Él es la palabra y la verdad. Él que había de venir enviaba sus heraldos, poseyendo los corazones de aquellos que enviaba. El que existe siempre, tomó carne en el tiempo. 

Sermón 46, 2-3.5.8