Historia y personajes

Escrito el 29/06/2023
Agustinos


Convento de San Agustín de Soria

 

Los agustinos se instalaron en un antiguo convento que habían dejado los Mercedarios en las afueras de la ciudad de Soria, tras sufrir un severo incendio. Después de algunos preparativos y acuerdos con la ciudad se asentaron en 1537, con el apoyo del Comendador D. Diego de Torres y su hermana Dña. Aldara, naturales de la ciudad, y contando con el permiso del obispo de Osma D. Alonso Enríquez. El cenobio estaba situado junto al puente sobre el Duero, al lado de la calzada de entrada por el lado Este y consagraron el convento a Ntra. Sra. de Gracia.

Se trata de un convento muy modesto en número de propiedades y también de religiosos, en torno a una decena. Sin embargo tuvo el honor de recibir a varios agustinos célebres en sus claustros. Por él pasaron agustinos como el lector de Gramática Fr. Luis de León entre 1555 y 56 y también se sabe que estuvo de prior el Beato Alonso de Orozco, aunque sin poder precisar la fecha exacta. Otro religioso señalado fue el Venerable Fr. Juan del Corral, que sufrió el martirio en Marruecos en 1628. También impartió clases el gran teólogo Fr. Juan de Guevara y se honró este convento con la presencia del profesor de Salamanca Fr. Bernardino Rodríguez, nombrado obispo de Guadix y después arzobispo de Monreal, en Sicilia. Por último, destacar al profesor de Artes Fr. Francisco de la Riba, que explicó tres cursos Artes en el colegio.

Como correspondía a los conventos que impartían clases, el convento de Soria tenía derecho a un lector de Filosofía y después tuvo otro de Artes, poseyendo cátedras de Gramática, Filosofía y Teología Moral para seglares. El colegio llevaba el título de Ntra. Sra. de Gracia.

La fachada del edificio daba a la carretera de entrada en la ciudad, muy cerca del puente de piedra. Tenía dos pisos y en el centro se situaba la iglesia con elementos platerescos. La iglesia construida por los agustinos en el lado Este es de estilo renacentista, de una sola nave, aunque no quedan restos de la misma. En la iglesia se construyó una capilla dedicada al Espíritu Santo, en recuerdo del Hospital cercano que había en el lugar, a petición de las autoridades de la ciudad de Soria.

En el trascurso de la Guerra de la Independencia, en 1812 el General Durán ordenó demoler el convento y otros edificios religiosos y varios paños de la muralla para que los franceses no pudieran atrincherarse en ellos. En los año siguientes solo quedaba parte de la fachada del convento al lado de la carretera y en sus restos se habían instalados algunas viviendas y un fábrica de luz.

Por sus características y actividades se le llamaba monasterio-colegio, y estuvo habitado por unos diez religiosos y su capacidad económica y propiedades era pequeña, como se puede apreciar por la colaboración que hacía a la rentas de la provincia religiosa, que a finales del siglo XVIII apenas producían poco más de 5.000 reales de vellón, siendo uno de los que menos rentas tenían, junto con el de Ontiveros.

Fr. Ricardo Paniagua