Hola qué tal, cómo estás.
Esta semana pasada ha tenido lugar en Lisboa (Portugal), el encuentro internacional de más de 300 jóvenes provenientes de los apostolados que la Orden de San Agustín tiene por el mundo.
Dicho encuentro, auspiciado por la Curia General de la Orden, ha contado, para la organización de todos los aspectos necesarios, con los religiosos y laicos de las dos parroquias agustinas que hay en Portugal. ¡Gracias a todos ellos por el gran esfuerzo realizado!
Y, esta semana en la que estamos, tiene lugar, también en Lisboa, la Jornada Mundial de la Juventud, convocada por el Santo Padre. En ella se reúnen jóvenes cristianos de los cuatro continentes. Oficialmente están inscritos unos 400.000 participantes, pero siempre hay más que asisten sin estar apuntados.
Tanto en el encuentro juvenil agustiniano, como en este de la Iglesia universal, la palabra que más se puede destacar es “acogida”. Han sido numerosas las familias, instalaciones deportivas, colegiales, salones parroquiales, que se han puesto a disposición de todos los jóvenes venidos del mundo entero.
Una acogida que no solo ha sido material, sino también espiritual, de corazón. Los portugueses han compartido todo lo que son y lo que tienen, como nos pide Jesús, como nos lo indica San Agustín.
“Por tanto, cuando un cristiano acoge a otro cristiano y mutuamente se sirven, la cabeza, Cristo, se alegra y lo considera como dado a sí misma lo que se da a un miembro suyo. En nuestro camino, debemos vivir donde Cristo está necesitado y él lo está en sus fieles, pues él mismo no tiene ninguna necesidad”.
(Sermones 236, 3)
Oración:
“Señor, tú has perfeccionado mi amor para que pudiera superar las difíciles complicaciones de este mundo. Dirige mi deseo hacia la casa celestial para que pueda enriquecerme de toda cosa”.
(Enarraciones sobre el salmo 17, 34)