Música: Gregoire Lourne, Africa the Cradle of life
El orden de la paz
Dios, como maestro, le ha enseñado al hombre dos preceptos fundamentales: el amor a Dios y al prójimo. En ellos ha encontrado el hombre tres objetos de amor: Dios, él mismo y el prójimo. Quien a Dios ama no se equivoca en el amor a sí mismo. Por consiguiente, debe procurar que también su prójimo ame a Dios, ese prójimo a quien se le manda amar como a sí mismo; por ejemplo, la esposa, los hijos, los de su casa, todos los hombres que le sea posible. Pero también él debe ser ayudado a esto mismo por el prójimo si alguna vez lo necesita. Así es como logrará la paz -en cuanto le sea posible- con todos los hombres, esa paz que consiste en la concordia bien ordenada de los hombres. Y el orden de esta paz consiste primero en no hacer mal a nadie y luego en ayudar a todo el que sea posible.
San Agustín., La Ciudad de Dios, XIX,14