¡Hola, qué tal, cómo estás!
Seguimos con las fiestas en honor del nacimiento de Jesús.
Así, ayer domingo por la noche, nos hemos reunido en familia para cenar juntos. Es lo que llamamos la cena de Nochebuena. Y hoy, lunes 25 de diciembre, lo volvemos a hacer, esta vez para comer, en la jornada que conocemos como el día de Navidad.
Para los cristianos, tanto la Nochebuena como el día de Navidad, hacen referencia al nacimiento de Jesús, a la buena noticia que ha supuesto para la humanidad que, el Dios de la Vida, se haya hecho presente en medio de nuestro mundo.
Un mundo que, en estos momentos, se encuentra muy necesitado de personas seguidoras de Jesús, que sean acogedoras, misericordiosas, que sepan acompañar, consolar, que no teman en dar su tiempo, sus energías, su vida, en favor de los demás, especialmente de aquellos que más lo necesitan.
Un gran acontecimiento del que también se ha hecho eco San Agustín:
“El Señor ha establecido, ahora, un pueblo en el que nacer, igual que ha creado una madre de la cual nacer. Esto lo ha hecho el que eleva a los pobres para ponerlos en compañía de los príncipes. Es un gran suceso, una gran alegría”.
(Enarraciones sobre el salmo 86, 7-8)
Oración:
”¡Gloria a nuestro Señor, a su misericordia y a su verdad! Él no ha cesado de bendecirnos, nunca nos ha escondido su verdad. La Verdad, vestida de carne, ha llegado a nosotros y ha sanado, por su carne, nuestro corazón, para que pudiéramos verlo cara a cara”.
(Enarraciones sobre el salmo 56, 17)