Fr. Gaspar Sala
Se conoce el nombre de cuatro agustinos con una formación sólida en Teología y Artes y cargos importantes, que tuvieron protagonismo especial en la guerra de Cataluña. Dos de ellos fueron favorables a la independencia y así lo expusieron en sus escritos, y dos contrarios, aunque seguramente habría algunos más. Entre todos ellos sobresalió el agustino Fr. Gaspar Sala con cinco escritos.
El miembro del clero regular más activo y pionero en manifiestos a favor de la independencia en Cataluña en 1640 fue el agustino Fr. Gaspar Sala. Había nacido en Bujaraloz, provincia de Zaragoza, donde vivían sus padres catalanes, ya que su padre era médico de esa localidad aragonesa, y profesó el 1 de julio de 1622 en el convento de San Agustín de Zaragoza.
Se le concedió la afiliación en el convento de S. Agustín de Barcelona y en 1639 se graduó de doctor en Teología en la universidad de Barcelona, y destacó como un prolífico predicador de Cuaresmas. La primera de sus obras se publicó en catalán en 1636 con el título “Gobern Politich de la ciutad de Barcelona…”, que lo dedicó al Consejo de Ciento y no tiene contenidos políticos. A finales de 1640, con la revuelta catalana en marcha, imprimió una obra importante titulada “Proclamación católica a la majestad piadosa de Felipe el grande… los Concelleres y Consejo de Ciento de la ciudad de Barcelona”. Está escrita en castellano y tuvo una gran difusión ya que se hicieron cuatro ediciones. Al ser un alegato contra el gobierno de Madrid, los portugueses se interesaron en su difusión y fue reimprimida la obra en Lisboa, ya que se habían rebelado contra la monarquía española. Evidentemente el escrito fue prohibido en España por el Santo Oficio e incluido en el Índice de Expurgatorio.
Pero la obra más famosa de Fr. Gaspar Sala en el tema de la separación de Cataluña es el texto titulado “Epítome de los principios y progresos de las guerras de Cataluña en los años 1640 y 1641 y señalada victoria de Monjuyque” escrita por el P. M. F. Gaspar Sala de la Orden de San Agustín, catedrático de Teología en la universidad de Barcelona y lector magistral de la Santa Iglesia de Lérida. Está impreso en castellano y dedicado a los Ilustres Señores Concelleres y Sabio Consejo de la Ciudad de Barcelona. Se añade, “Por mandato de los Señores Diputados”. El manifiesto se va a convertir en el escrito más representativo de la postura independentista en esos momentos de la guerra.
Su postura pro francesa fue pagada con una cátedra universitaria y la abadía de San Cugat. Al terminar la guerra de Cataluña tuvo que marchar a Perpiñán, ya que formó parte de los catalanes excluidos del tratado de rendición. El historiador Jordán no se corta al afirmar que este religioso tenía un gran prestigio y estuvo de palabra y de hechos al lado del rey de Francia. Al terminar la guerra con Francia se retiró a Perpiñán, y una vez firmada la Paz de los Pirineos en 1659, volvió a ocupar el cargo de abad de San Cugat, para lo que tuvo que litigar una disputa con el presentado por Felipe IV que era Gispert Amat, permaneciendo en el cargo desde 1660 hasta 1670, en que murió.
Fr. Ricardo Paniagua