Sabías que…

Escrito el 05/01/2024
Agustinos


 

"El milagro de un libro"

A Agustín, al igual que a muchos de nosotros, un libro le cambió la orientación de su vida ¿Lo sabías?

El último día hemos dejado a Agustín en la ciudad de Cartago, con sus brillantes estudios de retórica, sus amigos y compañeros, su mujer y su hijo, pero también con un gran vacío interior.

En ese momento concreto de su existencia lee el libro “Hortensio” de Cicerón, en el que se invita a buscar la sabiduría. Su lectura cambia los afectos y deseos del joven Agustín. Comienza a dirigir a Dios todas sus plegarias y le va pareciendo sin valor todo aquello por lo que, hasta entonces, había suspirado. Con gran entusiasmo decide entregarse a la conquista de la sabiduría de la que habla el libro.

Se siente invitado a abandonar los valores mundanos para emplearse de lleno en la búsqueda y conquista de los del espíritu. Así, inicia su acercamiento a la Biblia, para ver si allí puede encontrar eso que tanto anhela ahora.

Pero, habituado Agustín a leer libros en un latín exquisito, encuentra la lectura del Antiguo y Nuevo Testamento como algo vulgar, para gente sencilla, con pocos estudios, dada la baja calidad literaria en la que están escritos.

Decepcionado de este primer contacto con la Biblia, y siempre buscando la sabiduría, se hace miembro de la secta maniquea. Le seduce al joven Agustín la oferta que le hacen de que con ellos encontrará la verdad por la que entonces tanto suspira. Dicha secta se presenta como un cristianismo para personas inteligentes, que no exige fe alguna, pues todos sus contenidos doctrinales son accesibles a la razón humana.

De esta manera, Agustín, a sus diecinueve años, se encuentra con el dilema de decidir entre el camino de la fe de la Iglesia Católica, o el de la razón de la secta maniquea. Y, se decide por la razón de estos últimos. Así, con la doctrina maniquea, Agustín piensa saciar su hambre de verdad y de Dios.

En dicha secta pasa un decenio de su vida, pero poco a poco se va decepcionando de ella, pues en sus libros no encuentra la sabiduría, la verdad que busca. Se da cuenta de que le han engañado, de que el manjar que le ofrecían era distinto al que apetecía y buscaba.

Concluidos los estudios de retórica, en el año 375, Agustín vuelve a su patria chica, Tagaste.

Pero esto, será para el próximo día.