Historia y personajes

Escrito el 02/05/2024
Agustinos


Colegio de los Santos Reyes de Tarragona

El convento agustino de Tarragona se fundó en 1590 y formaba parte de la parcialidad de Cataluña, dentro de la Provincia Agustiniana de la Corona de Aragón. Era un convento mediano que tenía unos quince miembros y estaba situado extramuros de la ciudad, donde había estado una ermita dedicada a Santa Ana, por lo que fue llamado convento de Santa Ana.

Esa situación de estar a las afueras de la ciudad de Tarragona fue desastrosa, ya que desde 1640 comenzó la Guerra de Cataluña, que duró hasta 1652, y la ciudad fue sitiada. Esta ciudad fue muy disputada por las tropas del Principado, apoyadas por Francia y las de rey de España Felipe IV, y por ello el convento fue confiscado por las tropas de Felipe IV y destruido para preparar las defensas de la población. Se prometió a los agustinos una indemnización que nunca se pagó. Los agustinos se instalaron en unas casas del centro durante la guerra, aunque ahí tuvieron que seguir muchos años en condiciones lastimosas.

En esos años los agustinos acompañaron a la población en la predicación y el cuidado y atención de los enfermos, sobre todo en la peste de 1650, en que se estableció un hospital y murieron la mayoría de los frailes que vivían allí. En esta casa estuvo de prior Fr. Gabriel Agustín Rius, que había sido nombrado prior de Barcelona en los años de la Guerra de Cataluña, pero se negó a jurar a las autoridades secesionistas. Este religioso, del que hemos hablado aquí hace unas semanas, fue un destacado opositor y contrario a la separación de Cataluña, escribiendo una obra en ese sentido, titulada “Cristal de la Verdad, espejo de Cataluña”.

Al ser expulsados de España los Jesuitas en 1767, se ofreció a los agustinos el colegio que estos habían dejado, con la condición de hacerse cargo de todas las cargas religiosas y del colegio que gestionaban, pasando a llamarse de los Santos Reyes. El traslado de los agustinos al nuevo convento se produjo con la aprobación real en 1780, aunque el edificio resultó amplísimo para una comunidad de diez religiosos. La iglesia se conserva en la actualidad y es grande y de estilo barroco, con una cripta funeraria debajo del altar mayor. Destaca la portada está profusamente decorada, con un gran friso de la Epifanía, con un gran frontón con un gran escudo. Se pensó instalar en una parte del gran edificio una residencia para expósitos u hospital. En la Guerra de la Independencia se convirtió en cuartel del ejército francés, con los consiguientes destrozos de esa ocupación.

Los agustinos impartían clases de Gramática, Teología y Filosofía. Al llegar el gobierno del Trienio Liberal se clausuró el colegio por tener un número reducido de religiosos, siendo utilizado el inmueble como cuartel del ejército. Los agustinos volvieron al convento en 1824 y abrieron una escuela para niños, por orden del Gobierno. Al aprobarse la Desamortización en 1835 el convento fue cerrado y los frailes se vieron obligados a abandonar el recinto. Se estableció un cuartel de Infantería y Caballería, usando la iglesia de capilla castrense.

Tanto el edificio conventual como sus propiedades se sacaron a subasta y se vendieron. El convento fue derruido y en su lugar se creó la plaza Verdaguer. Se conserva la iglesia que ejerce de parroquia y fue atendida por los PP. Claretianos. Hoy día pertenece a la parroquia de San Francisco y en ella se guardan varios pasos de Semana Santa

Fr.  Ricardo Paniagua