Sabías que…

Escrito el 10/05/2024
Agustinos


 

"Dios nos basta"

En nuestro anterior capítulo de “Sabías qué…” hemos visto que Agustín, a pesar de todas sus ocupaciones como obispo, no deja de visitar y estar al tanto de sus compañeros y amigos que viven en el monasterio. Y es que él se siente, sobre todo, obispo monje.

En la lectura de la Sagrada Escritura, que se ha convertido para él en su fuente de inspiración, encuentra cuáles son las exigencias de la vida cristiana, descubre el ideal y el ejemplo a seguir. Se siente invitado a continuar con sus amigos el estilo de vida de las primeras comunidades cristiana que se relata en los Hechos de los Apóstoles.

Una vida en la que todos los creyentes tenían un solo corazón y un alma sola, compartían los bienes materiales, nadie tenía algo como propio, todo era de todos y a cada uno se le daba lo que necesitaba. Agustín no duda en asumir este estilo de vida para su monasterio y sus monjes.

Así, quienes optan por vivir con Agustín en el monasterio, tienen que renunciar al matrimonio y obedecer al superior. Pero, sobre todo, tienen que hacer voto de pobreza. Por eso, antes de entrar al monasterio, han de donar todos sus bienes a los pobres, a la Iglesia o al mismo monasterio.

Para Agustín, los monjes en el monasterio no solo comparten los bienes materiales, sino también los espirituales. Se reúnen en comunidad para vivir en unidad de corazones, para llegar a poseer a Dios como el único bien, porque Dios basta, y sobra, para todos.

Agustín tiene clara una cosa, y es que la persona que desea vivir como monje en el monasterio, siguiendo el ideal que propone, es un cristiano como los demás, no está fuera de la vida de la Iglesia. Al contrario, para el obispo de Hipona, el monasterio es la parte más viva de la Iglesia.

Y esto porque la Iglesia es el corazón del Cuerpo Místico de Cristo, en ella uno se encuentra con Dios, a través de ella recibe el Espíritu Santo, que infunde en cada cristiano el amor divino para que se pueda lograr la unidad de almas y corazones y, así, alcanzar a Dios. Sin la Iglesia, la vida monástica, el monacato de San Agustín, no tiene sentido.

En definitiva, el monasterio, la vida religiosa en común, solo se puede vivir dentro de la Iglesia y para la Iglesia. Así, para San Agustín son inseparables el monacato, la vida en común del monasterio, y el servicio a la Iglesia.

¡Pero de esto seguiremos hablando en una próxima ocasión!