Música: Gregoire Lourne, Africa the Cradle of life
La alegría del catequista
Se nos escucha con mayor agrado cuando también nosotros nos recreamos en nuestro propio trabajo, porque el hilo de nuestro discurso vibra con nuestra propia alegría y fluye con más facilidad y persuasión. Por lo mismo, no es difícil tarea establecer las cosas objeto de la fe que debemos exponer, desde dónde y hasta dónde deben ser tratadas; ni cómo hemos de variar la exposición para que unas veces sea más breve y otra más extensa, con tal que siempre sea plena y perfecta; o cuándo debemos servirnos de una fórmula breve y cuándo de otra más extensa. En todo caso, lo que siempre hemos de cuidar sobre todo es ver qué medios se han de emplear para que el catequista lo haga siempre con alegría, pues cuanto más alegre esté más agradable resultará. La razón de esta recomendación es bien clara: si Dios ama al que reparte con alegría las cosas materiales, ¿con cuánta más razón amará al que distribuye las espirituales? Pero el que esta alegría aparezca en el momento oportuno corresponde a la misericordia de aquel que nos ordena la generosidad.
San Agustín, La catequesis a principiantes 2,4