¡Hola, qué tal, cómo estás!
Hoy, 24 de junio, la Iglesia celebra la Solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista, quien es presentado en la Sagrada Escritura como primo de Jesús, su precursor y quien le bautiza en el río Jordán.
Para aquellos que no son cristianos, en estas fechas se celebra el solsticio de verano y tienen lugar las famosas hogueras de San Juan.
Nuestro Juan el Bautista es famoso en las poblaciones cercanas al río Jordán. Llama al arrepentimiento, a la conversión, a bautizarse. Y, parece ser, que muchos lo hacen.
Tiene éxito, la gente le busca, le sigue. En fin, que está en boca de todos. Por eso de él se habla, se comenta, se chismorrea.
Ahora bien, Juan, que tiene bien amueblada la cabeza, sabe que su misión es preparar el camino al Mesías, al auténtico salvador, pues él, no lo es. Tiene claro que le toca anunciarlo, indicar que se encuentra cerca.
Esta fama que tiene Juan, seguramente a otros se les hubiera subido a la cabeza, hubieran aprovechado para presentarse como el Mesías, el salvador. Pero Juan nos da ejemplo de cómo hay que comportarse, así nos lo indica San Agustín
“Juan el Bautista era considerado por algunos como el Mesías, pero él les dijo: “no soy el que pensáis”. No quiso aceptar el error de alguno para alcanzar la gloria. Juan admitió lo que era, declaró lo que no era y se humilló a sí mismo, pues sabe con claridad de dónde viene su salvación; en efecto, él comprende que es sólo la lámpara y temía ser apagado por el orgullo”.
(Sermones 293, 4)
Oración:
“Te doy gracias, mi Dios, y te ruego que resuenes en mis oídos y que ilumines mi corazón. Aléjame de toda tentación”
(Confesiones 10, 31)