¡Hola, qué tal, cómo estás!
Ayer domingo se ha tenido presente en las eucaristías a Jesucristo Rey del Universo, conocido también como Cristo Rey. En ellas se ha recordado a Jesús en su faceta de Rey, pues a través de sus palabras y obras, ha dado a conocer, a experimentar, el Reino de Dios, el cual nada tiene que ver con los reinos de este mundo.
Y, el próximo domingo, comienza en la Iglesia el tiempo litúrgico del Adviento. Unos días, hasta el 24 de diciembre, para preparar el nacimiento de Jesús. En este caso, el nacimiento del Rey de la humanidad, del planeta entero, del universo.
Esto nos da a entender que Jesús es una persona muy importante, la más grande de la historia de la humanidad. De ahí que en muchas partes del mundo se celebre su nacimiento, que fue el 24 de diciembre de hace 2024 años, más o menos.
Un nacimiento que tuvo lugar entonces, pero que sigue siendo realidad en cada momento en que las personas creyentes piensan, sienten y actúan como Él lo hizo.
Y, al mismo tiempo, también se recuerda que Jesús volverá al final de los tiempos, para hacer realidad plena el Reino de Dios. En este sentido no hay que estar preocupados por este final, cuando sea, será. Lo importante, como nos dice san Agustín, es que vivamos en cada instante como si fuera a venir ahora.
“Hermanos y hermanas, tened firmemente fe en lo que creéis: que Cristo volverá. ¿Qué importa cuándo? Preparaos para su venida. Vivid como si viniera hoy y no tendréis miedo de su venida”.
(Sermones 265,3-4)
Oración:
“¡Señor, mi Dios, no entres en juicio contra mí! ¡No entres en juicio contra tu siervo! Tengo necesidad de misericordia pues soy un fugitivo que regresa y busca paz. Pero no soy digno de ser llamado hijo tuyo”.
(Enarraciones sobre el salmo 142,6)