María forma a Jesús

Escrito el 23/05/2023


 

María forma a Jesús en el amor a la vida.

Vida del Padre derramada por el Espíritu

    para plenitud de los hijos.

Amor sencillo y gratuito

que les permite celebrar, agradecer y alabar

las grandezas de Dios en lo pequeño.

María forma a Jesús en la escucha a la voz del Padre

en los acontecimientos,

en las personas

y especialmente en las necesidades del pueblo pobre.

María forma a Jesús en la búsqueda y cumplimiento

del querer del Padre, siempre y en todo,

aunque esto le lleve muchas veces

a cambiar sus propios planes.

María forma a Jesús en la paciencia histórica,

en la espera activada de su propio proceso de crecimiento,

de "su hora" como la plenitud de los tiempos.

María forma a Jesús en la solidaridad con los empobrecidos

por quienes preferentemente vivió y entregó su vida.

María forma a Jesús en convicciones sólidas.

Hay valores que María no negocia

aunque la situación le oscurezca el camino:

el amor, la escucha, la solidaridad, la gratitud y la compasión.

María forma a Jesús en su comunidad familiar.

            María, José, Zacarías, Isabel, Juan el Bautista, sus parientes.

María forma a Jesús en su comunidad de vecinos:

en su pueblo de Nazaret, entre sus compañeros de trabajo.

María acompaña a la primera comunidad de los discípulos

después de la resurrección de Jesús hasta Pentecostés:

comunidad orante, sencilla, a la espera, que sabe compartir.

La experiencia comunitaria fundamental que María le transmite a Jesús es:

Comunidad reunida por la fe,   en el nombre del Señor: comunidad de servicio solidario.

 

Ana María Donato