CAMBIA EL MENOS POR EL MÁS
Menos móvil y más contacto personal.
Menos ruidos de coches, músicas a tope y más silencios.
Menos fisgoneos y más meterse uno dentro de sí mismo.
Menos chulerías y más reconocimientos de los propios errores.
Menos alcohol y más mente despojada.
Menos buenos deseos y más acción por los demás.
Menos cabreos y más dominio de uno mismo.
Menos tristezas y más sonrisas.
Menos hablar y más escuchar.
Menos juzgar y más preguntar e interrogar.
Menos pedir y más dar.
Menos egoísmos y más entrega generosa y gratuita.
Menos distracciones y más atenciones.
Menos prisas y más serenidad.
Menos desesperanza y más confianza.
Menos muros, paredes y murallas y más puentes y pasarelas.
Menos exigencias y más comprensión, bondad y misericordia.
Menos basuras al suelo y más recogida de desperdicios.
En resumen: menos ruinades y más amor.
José Miguel Burgui