Amar lo que somos

Escrito el 17/03/2023


 

 

 

Los animales del bosque se dieron un cuenta un
día de que ninguno de ellos era el animal perfecto:
los pájaros volaban muy bien, pero no
nadaban ni escarbaban; la liebre era una estupenda
corredora, pero no podía volar ni sabía
nadar... Y así todos los demás.
¿No habría una manera de establecer una academia
para mejorar la raza animal? Dicho y
hecho. En la primera clase de carrera, el conejo
fue una maravilla, y todos le dieron sobresaliente;
pero en la clase de vuelo subieron al conejo
a la rama de un árbol y le dijeron: “¡Vuela, conejo!”.
El animal saltó y se estrelló contra el suelo,
con tan mala suerte que se rompió dos patas y
fracasó también en el examen final de carrera.
El pájaro fue fantástico volando, pero le pidieron
que excavara como el topo. Al hacerlo se lastimó
las alas y el pico y, en adelante, tampoco
pudo volar; con lo que ni aprobó la prueba de
excavación ni llegó al aprobadillo en la de vuelo.
Convenzámonos: un pez debe ser pez, un estupendo
pez, un magnífico pez, pero no tiene por
qué ser pájaro. Un hombre inteligente debe
sacarle punta a su inteligencia y no empeñarse
en triunfar en deportes, en mecánica y en arte a
la vez. Una chica muy fea difícilmente llegará a ser preciosa, pero puede ser simpática, buena y una
mujer maravillosa... porque sólo cuando aprendamos
a amar en serio lo que somos, seremos
capaces de convertir lo que somos en una maravilla.
Anthony de Mello