Música: Parting Glass. Audionautix
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Sal y luz en un mundo roto
Señor, nos duele este mundo roto y a la deriva.
Sus heridas son hoy nuestras heridas.
Y te vemos en tantos rostros y situaciones
Gritándonos: “Tengo sed”
¿Qué podemos hacer?
¿Qué esperas de nosotros?
Es tu mundo, nos dices.
¡Comprométete
Son tan grandes y dolorosas esas heridas:
Violencia, hambre, egoísmo, indiferencia, enfermedad, emigración...
Y son tan pocas nuestras fuerzas,
tan escasos nuestros recursos,
tan grande nuestra comodidad.
“Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo”
Tu palabra nos llega clara y rotunda.
Nos espabila y nos incomoda.
Nos recuerda que si la sal no sala,
No sirve para nada.
Si la luz no alumbra, ¿qué luz es esa?
Sabemos que nuestra sal no es más que puñaditos,
que nuestra luz no es más que destellos en la sombra.
Pero vosotros sois sal y luz para le mundo, nos repites.
“¿Cuándo y por dónde vais a empezar?”
¡Comprométete!
¡Pero nos vamos a cansar!
¡Es muy difícil que cambien las cosas!
No tengáis miedo,
yo estoy con vosotros,
voy delante. ¡Seguid mis huellas!
Esas palabras nos animan,
nos dan fuerza.
No te apartes de nosotros,
Porque queremos comprometernos.
Enséñanos y ayúdanos a ser sal y a ser luz.
Ayúdanos, Señor,
para que nuestro puñadito de sal
sea paz en las tensiones,
sensibilidad ante la indiferencia,
apertura en la acogida a los diferentes,
compartir ante el necesitado,
medicina para el enfermo,
generosidad frente al egoísmo.
Tienes sed.
Nosotros queremos darte de beber.
Cuenta con nosotros.