Historia y personajes

Escrito el 14/07/2021
Agustinos

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San Agustín y la amistad

San Agustín vivirá toda su vida rodeado de amigos, y algunos de ellos recorrerán una trayectoria vital muy parecida a la suya, tanto en su conversión al cristianismo, como en sus funciones pastorales como obispos.

Tenemos la suerte de conocer su biografía en su obra titulada “Las Confesiones”. En ella habla de sus aventuras de los primeros años, junto a su grupo de amigos, así como sus estudios en Cartago. San Agustín no podía vivir solo y necesitaba el afecto de los demás, “amar y ser amado” era su meta. Completados sus estudios se traslada a Romay después a Milán, siguiendo a la corte imperial. Son años de búsqueda de la verdad, que cree encontrar en las corrientes filosóficas maniqueas y en el neoplatonismo. Es un periodo de maduración y de continuas discusiones y reflexiones con sus amigos sobre temas profundos, con los cuales compartía sus opiniones Ese momento un tanto convulso se concretó en el retiro llevado a cabo con su círculo de amigos en Casiciaco, un bello lugar cerca de Milán y en las estribaciones de los Alpes. Escribe allí la obra “Soliloquios”, que es una reflexión consigo mismo y un diálogo entre el alma y la razón.

Completado este año de intensas conversaciones da el paso definitivo para pedir el bautismo al obispo San Ambrosio, a quien había escuchado con interés en este tiempo. Fue bautizado por el obispo junto a su hijo y varios amigos a la edad de 33 años el año 287. Se hacía realidad la ilusión y peticiones de su madre Santa Mónica, que había llegado a Italia con la esperanza puesta en ese momento.

Vuelve a Tagaste junto a sus amigos y lleva una vida austera. Una vez más, desea vivir junto a sus hermanos y amigos, y con ellos comparte todas las cosas en común. No son eremitas, sino monjes, que están al servicio de la iglesia. A pesar de sus reticencias será ordenado sacerdote y nombrado obispo de Hipona, donde permanece hasta su muerte. Desarrolla los trabajos pastorales y de gobierno que le ocupan gran parte de su tiempo, aunque no descuida la fundación de un nuevo monasterio en la ciudad. En sus numerosos escritos intenta luchar contra maniqueos, donatistas y pelagianos. Su magisterio se extendió por su región y su influencia llegará al resto de la cristiandad.

Además de las inmensas aportaciones que hizo a la Filosofía y a la tradición cristiana, San Agustín vivió la amistad con los amigos en grado sumo. De los grandes obispos de su tiempo, nadie valoró la amistad con tanta intensidad. El objetivo de su vida fue conseguir la felicitad y al final descubrió que estaba en Dios, “que era más íntimo a mí que yo mismo”.

Ricardo Paniagua, OSA