Domingo con San Agustín

Escrito el 15/08/2021
Agustinos


 

Domingo Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora 15 de agosto de 2021

Lucas 1, 39-56

La Iglesia, virgen y madre como María

Este domingo 15 de agosto celebramos la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Bien podemos decir que en esta fiesta vemos como la Virgen María, que fue preservada del pecado porque iba a ser madre del Salvador, ahora es llevada al cielo. Ella fue la primera en creer dando a luz a la cabeza de la Iglesia y, ahora es la primera que es llevada al cielo.

Si, según palabras del Apóstol (2Co 11,2), también la Iglesia es, en su totalidad, virgen desposada con un único varón, Cristo… María dio a luz corporalmente a la cabeza de este cuerpo, la Iglesia da a luz espiritualmente a los miembros de esa cabeza. En ninguna de las dos la virginidad impide la fecundidad.

Solo esa única mujer es madre y virgen a la vez no solo espiritual, sino también físicamente. Espiritualmente no es madre de nuestra cabeza, el Salvador en persona, de quien más bien nació ella, porque a todos los que creen en él, entre quienes está también ella, se les llama con razón hijos del esposo (Mt 9,15); pero sí es madre de los miembros de Cristo, nosotros mismos, porque con su caridad cooperó a que naciesen en la Iglesia los fieles que son los miembros de aquella cabeza. Físicamente, en cambio, es madre de la cabeza misma.

María fue virgen y madre porque concibió a Jesús en su cuerpo mortal y de dejó llenar de la gracia de Dios al aceptarlo en la fe, como nos lo recuerda san Agustín.

… Así pues, María fue más dichosa por aceptar la fe en Cristo que por concebir la humanidad de Cristo.

Convenía, pues, que nuestra cabeza, por un extraordinario milagro, naciese de una mujer físicamente virgen, para significar que sus miembros habían de nacer espiritualmente de la Iglesia virgen. Así pues, solo María fue espiritual y físicamente madre y virgen: madre de Cristo y virgen de Cristo. En cambio, la Iglesia es, en cuanto al espíritu, plenamente madre de Cristo, plenamente virgen de Cristo en los santos que han de poseer el reino de Dios. En cuanto al cuerpo, sin embargo, no lo es en su totalidad, sino que en unos es virgen de Cristo y en otros es madre.

 

(La santa virginidad 2.3.6)