A Santa Mónica
“Educada en la modestia y en la sobriedad, mi madre estuvo sujeta más por ti a sus padres que por sus padres a ti… Se le dio un marido al que sirvió como a su señor. Se esforzó en ganarle para ti, hablándole de ti con el lenguaje de las buenas costumbres…” (Conf. IX, 9, 19)
Noche tras noche, su silla vacía;
metida en el lecho, su falta notabas;
callada esperabas cuando él volvía
arisco y ceñoso y nada contaba.
Supiste atisbar en la noche fría
rayo de luz que del cielo llegaba;
presentimientos de madre tenías:
que frutos daría tu fe de esclava.
No fue sordo el cielo a tus oraciones:
te habló en los bautismos de hijo y de esposo
-frutos maduros de madre y de esposa-.
Santo coloquio, divinas visiones
viviste al lado de Agustín piadoso,
dulce antesala de patria gloriosa.
Nazario Lucas, OSA