Píldoras de San Agustín

Escrito el 15/04/2024
Agustinos

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¡Hola, qué tal, cómo estás!

Cristo ha resucitado ¡Aleluya! Seguimos con el tiempo pascual.

Sí, un tiempo pascual que es alegría, esperanza, ilusión por la victoria de Jesús sobre la muerte, de su mensaje de vida y plenitud.

Ahora bien, la realidad del mundo que nos rodea, de nuestra propia vida personal, familiar, social, económica, política, nos hacen desanimar, bastante a menudo, en este espíritu de fiesta pascual.  

Y esto ¿por qué? Pues porque, dicho claramente, hay muchos momentos en que no damos la talla. Y no es porque no tengamos una talla adecuada, somos imagen y semejanza de Dios, sino porque, aun contando con esto, algo falla.

A este fallo los cristianos lo llamamos “pecado”, el causante de que no vivamos la pascua como quisiéramos. Es el mal que, junto con el bien, habitan en el corazón humano. Unas veces se hace notar más el mal y otras lo hace el bien.

Sabiendo esto, lo importante es que nos ayudemos unos a otros, en el camino de la vida, a sobrellevar todo lo que nos ocurre, todo lo que hacemos, para que la pascua se vaya haciendo una realidad continuamente. San Agustín nos indica lo siguiente:   

“Esta es la ley de Cristo: que nosotros llevemos los unos las cargas de los otros. Cuando amamos a Cristo es fácil soportar las debilidades ajenas, incluso cuando no los amamos por sus buenas cualidades”

(83 preguntas diversas 71, 7)

Oración:

“Oh Señor, somos tu pequeño rebaño. Poséenos. Extiende tus alas y encontraremos refugio debajo de ellas”.

(Confesiones 10, 36)