Píldoras de San Agustín

Escrito el 22/04/2024
Agustinos


 

¡Hola, qué tal, cómo estás!

Cristo ha resucitado ¡Aleluya! Seguimos con el tiempo pascual.

Este miércoles 24 de abril celebramos la conversión de San Agustín. Traemos a nuestra mente y, sobre todo a nuestro corazón, el momento en el que Agustín, que se encuentra en el jardín de la casa donde está en Milán, oye una voz que le dice: “Toma y lee, toma y lee”. Y él, ni corto ni perezoso, toma y lee la Biblia en la carta de San Pablo a los Romanos, capítulo 13, versículos 13 y 14.

En ese instante a Agustín se le cae la venda de los ojos y toda sombra de duda sobre los caminos por donde debe discurrir su vida desaparece. A partir de ahora tiene que revestirse del Señor Jesucristo, como dice el texto que acaba de leer.

De esta manera, después de las vacaciones del año 386, Agustín deja su trabajo de profesor y se retira al campo, a Casiciaco, para dedicarse a estudiar, escribir y prepararse para el bautismo.

La clave de todo está pues en revestirse de Jesucristo. Que sea él quien cubra nuestra mente, alma, espíritu. Hacer de Jesucristo, de su forma de ser y de actuar, una guía para nuestra vida. Así lo expresa el mismo San Agustín cuando hace que Jesús diga lo que tiene que ser para los creyentes:     

“Escucha a Cristo: ¿quieres caminar? Yo soy el Camino. ¿No quieres ser engañado? Yo soy la Verdad. ¿No quieres morir? Yo soy la Vida. No hay otro lugar a donde ir fuera de mí. No hay otra forma de caminar sino por mí”.

(Comentario al Evangelio de S. Juan22, 8)

Oración:

“Señor, haz que yo camine por el camino de la nobleza con pies de humildad”.

(Las Santa Virginidad 52, 53)