Píldoras de San Agustín

Escrito el 07/04/2025
Agustinos


 

¡Hola, qué tal, cómo estás!

Comenzamos la semana quinta del tiempo de Cuaresma y, este domingo pasado, hemos escuchado en las misas el evangelio de la adúltera a quien Jesús no condena, pero le pide que cambie.

Palabra mágica ¡cambiar! ¿Quién no quiere cambiar algo de sí mismo, de sus relaciones con los demás, del trabajo que realiza, del mundo en el que vive?

Ahora bien, cambiar por cambiar no tiene mucho sentido y, además, no lleva a ninguna parte. El cambio se hace porque se ha descubierto algo mejor, más auténtico, más coherente, más pleno. Algo que aporta felicidad, fraternidad, justicia, paz.

A los bien pensantes, a los que se creían justos y querían apedrear hasta la muerte a la adúltera, Jesús les pone de frente con su realidad. ¿Quiénes son ellos para juzgar si también son pecadores? Así, Jesús les obliga a cambiar su decisión y marcharse.

Y la adúltera también tiene que cambiar, así se lo pide Jesús, pero lo hace desde el amor, el perdón, la misericordia, la acogida. En Jesús ella ha descubierto un nuevo sentido a su vida y una fuerza para cambiar.

San Agustín nos invita a cambiar. Escuchémosle:

La justa razón pide un cambio respecto a lo que era justo hacer en los tiempos precedentes si el tiempo o las circunstancias han cambiado. Por eso, cuando los adversarios dicen que no es justo obrar un cambio, la verdad responde gritando que, lo que no es justo es no hacer los cambios”

(Cartas 138)

Oración

¡Señor, siempre estás preparando algo para nosotros. Nos preparas para ti mismo y a ti mismo para nosotros. Preparas un lugar para ti en nosotros y para nosotros en ti!

(Comentario al Evangelio de S. Juan 68,3)