Orando con San Agustín

Agustinos


Ante todo...

 

Ante todas las cosas, amadísimos hermanos, amemos a Dios y después al prójimo porque estos son los principales mandamientos que se nos han dado. Esto es lo que mandamos que observéis los que residís en el monasterio: Ante todo, que habitéis unánimes en la casa y tengáis una sola alma y solo corazón en camino hacia Dios. Este es el motivo, por el que, deseosos de unidad, os habéis congregado”. (Regla, I, 1-3)

EN CONVIVENCIA

CONVIVIENDO contigo, compañero,

me he sentido en tu vida más cercano;

percibía me hacía más humano

aun sabiendo no soy tu consejero.

Soy consciente: tu vida no lidero

aunque en mi hombro apoyada está tu mano;

su contacto me hace sentir cristiano,

y, contento, hermano te considero.

Querría no saber de tu honda pena

ni arrancar su raíz en tierra hundida,

hincada en negra sombra que envenena.

Yo quiero ver tu faz de risa llena,

tu mirada en la mía suspendida

y tu ánima de paz y gozo llena.

                   Nazario Lucas Alonso