Orando con San Agustín

Agustinos


Un camino

“Y con el fin de que (el hombre) caminase con más confianza en ella (en su mente) hacia la verdad, la Verdad misma, Dios, el Hijo de Dios, asumiendo al hombre, no consumiendo a Dios, estableció y fundó la fe, para que el hombre tuviera en el Hombre-Dios un camino hacia el Dios del hombre”.  (La ciudad de Dios, XI, 2)

LA  MISMA  piedra, el mismo lugar,
a la misma hora, el mismo céfiro,
junto al mismo mar, el mismo encuentro,
momentos de disfrute y solaz.
Fue en otro mar donde el Maestro
tuvo coloquios con sus amigos,
los invitó a seguir su camino
y se entregaron a Él por entero.

Comprendo que el mar es pregonero
de mensajes divinos, eternos,
perdurables aún en el tiempo
aunque el hombre no quiera creerlos.
Junto al mar escucho la enseñanza
que dictó en otro mar el Maestro.
Sin discursos, rezando en silencio,
se me llena de paz toda el alma.

La misma piedra, el mismo lugar
qué bien conjugan el verbo amar.
A la misma hora, el mismo viento
sabe dictar lección del Maestro.

Nazario Lucas Alonso