Nuestra Señora del Socorro. 13 de mayo

Agustinos


13 de mayo

Nuestra señora del Socorro

La devoción a María con el título del Socorro apareció en los primeros años del siglo XIV en la iglesia de San Agustín de Palermo, en Italia. Desde allí se difundió a toda la Orden Agustiniana, particularmente a Italia, España y América latina.

En España tuvo fuerte arraigo en la antigua Provincia agustina de Aragón, de manera destacada en los conventos de Valencia y Palma de Mallorca. Santo Tomás de Villanueva, en el siglo XVI, fue propagador de esta devoción y en tiempos más recientes, el beato mejicano Elías del Socorro Nieves, (beatificado en 1997) se honraba de llevar este título de la Virgen junto a su nombre.

Acerca del origen de esta advocación, tenemos datos que se remontan al año 1300 y 1306. El inicio de la devoción y su difu­sión se atribuyen al beato Nicolás Bruno de Messina, prior del convento de agustinos de Palermo en la isla de Sicilia. Fiel devoto de la Vir­gen acudía siempre a ella, comprobando signos evidentes de su intercesión y socorro.

Viejas crónicas hablan de una madre de Palermo que, atormentada con el llanto de su hijo pequeño enfermo, en un momento de desesperación, dijo: “que te lleve el demonio”. En esto aparece el diablo en figura de monstruo, dispuesto a llevarse a la criatura. La madre, invocó a la Virgen y exclamó: “Virgen santa, Madre mía, socórreme”. María acudió en su ayuda ahuyentando al diablo con un palo, mientras acogía al niño bajo su manto. En acción de gracias la madre entró en la igle­sia de los agustinos y vio que la Señora era como aquella imagen que el P. Nicolás de Messina llamaba del Socorro.

            La leyenda se extendió, despertando una gran devoción al Socorro de María que atravesó el Mediterráneo desde Sicilia y enraizó en las comunidades agustinianas del Levante español, en concreto en la Provincia del Reino de Aragón.

Del Levante español pasó esta advocación, netamente agustiniana y con una precisa iconografía, al Nuevo mundo extendiéndose por la América hispana, gracias a la labor de los misioneros agustinos.

            Su fiesta se celebra el 13 de mayo con rango de memoria libre en el calendario litúrgico reformado de la Orden de San Agustín.