Santa Clara de Montefalco.

Agustinos


17 de agosto

Santa Clara de Montefalco

Clara, nació el año 1268 en Montefalco, cerca de Asís, en la Umbría italiana que es tierra de santos: Francisco y Clara de Asís, san Nicolás de Tolentino… Su gran talla mística iluminó con la luz de su espiritualidad los inicios de la historia de la Orden de San Agustín. Las autoridades eclesiásticas autorizaron su ingreso en la vida religiosa cuando to­davía era una niña. Sus padres habían sabido transmitirle una fe sin fisuras, el gusto por la oración y una tierna devoción a la Pa­sión de Jesús. Hizo su profesión religiosa con el nombre de Clara de la Cruz.

Mujer penitente, ayunaba con frecuencia y pasaba largo tiempo en oración. Recomendaba el espíritu de sacrificio y la ascesis personal como bases de una vida espiritual sólida. Como sucede en la vida de muchas personas creyentes, durante años supo lo que es la tentación, la noche oscura y la sequedad del alma. También experimentó el éxtasis y los signos de la pa­sión de Cristo grabados en su corazón.

Elegida superiora, aunque no se había dedicado al estudio la ciencia del espíritu le llevó a ser madre, maestra, y sabia consejera para sus hermanas y para los sacerdotes, obispos y teólogos que acudían al convento.

Clara de Montefalco vivió una espiritualidad centrada en la pasión de Jesucristo y la devoción a la Cruz. Su unión íntima con Jesucristo le llevó a un amor delicado a la Iglesia, a sus hermanas de comunidad y a los necesitados. Mos­tró siempre predilección por los pobres y los enfermos. Murió el 17 de agosto de 1308.

Fue proclamada santa por León XIII, el ocho de diciembre del año 1881. “La vida de un alma es el amor a Dios”, repetía frecuente­mente Clara. Su cuerpo se venera en el templo de las hermanas agus­tinas de Montefalco, ciudad y municipio italiano de la provincia de Perugia.