San Ezequiel Moreno.

Aguatinos


19 de agosto

San Ezequiel Moreno

Nació en Alfaro (La Rioja) el 9 de abril de 1848. Después de profesar como agustino recoleto el 22 de septiembre de 1865, viajó a Filipinas. Fue ordenado sacerdote en Manila el 2 de junio de 1871 y trabajó con ejemplar celo apostólico. Desde 1888 vivió en Colombia donde desarrolló distintas tareas al servicio de la evangelización.

Fue nombrado Vicario Apostólico de Casanare y ordenado obispo en 1894. El 10 de junio de 1896 tomó posesión de la diócesis de Pasto que abarcaba todo el sur del país. A su sincero afán de servicio unió una fortaleza a toda prueba cuando mediaban los intereses de Cristo y de la Iglesia.

El santo agustino recoleto realizó una importante labor en lugares de misión en Filipinas y Colombia que hoy ya son zonas desarrolladas social y espiritualmente. La figura de san Ezequiel Moreno – primer santo agustino recoleto –, está muy relacionada con la misión. Durante toda su vida religiosa le acompañó el ardor misionero. Según el historiador P. Ángel Martínez Cuesta, “el aguijón de las misiones se había clavado en su corazón y ya no lo abandonará jamás”.

Su ministerio episcopal no fue precisamente tranquilo hasta el punto de presentar la renuncia al Papa León XIII. Al no serle aceptada, volvió a su diócesis donde le esperaban los horrores de una cruel guerra civil y un pe­riodo de anticlericalismo y de hostigamiento a la Iglesia católica.

Enfermo de cáncer,  a petición de sus diocesanos regresó a España donde fue sometido a varias intervenciones quirúrgicas soportadas de forma heroica. Murió en Monteagudo el 19 de agosto de 1906, a la edad de cincuenta y ocho años. Los enfermos de cáncer acuden a su particular protección.

Beatificado en 1975 por el Papa Pablo VI, Juan Pablo II lo canonizó en Santo Domingo (República Dominicana) el 11 de octubre de 1992, en el marco de la clausura del V Centenario de la evangelización de América Latina. “San Ezequiel Moreno, con su vida y obra de evangelizador – afirmó Juan Pablo II – es modelo para los pastores, especialmente para los de América Latina, que bajo la guía del Espíritu Santo quieren responder con nuevo ardor, nuevos métodos y nueva expresión a los grandes desafíos con que se enfrenta la Iglesia latinoamericana”.