Admiración
“Y van los hombres a contemplar con admiración las alturas de los montes y los oleajes imponentes del mar, y los cursos anchísimos de los ríos, y la amplitud del océano, y los giros de las estrellas; y se dejan a sí mismos, y no se maravillan de sí”. (Confesiones X, 8).
Cuando acabó el Hacedor
de hacer obra tan bien hecha,
estuvo tiempo pensando
si sería obra maestra
el trabajo realizado.
En silencio meditaba
y llegó a la conclusión
que siete días bastaron
para hacer la obra mejor.
Las Personas descansaron.
Qué pequeño, Dios, me siento
cuando contemplo tu obra
tan gigante, tan hermosa,
admirada en el silencio
en el que hoy mi ser se goza
Tañan himnos los salterios,
las cítaras y las arpas;
canta, garganta, al misterio
que no comprende mi alma
mas lo admira con respeto.
Nazario Lucas Alonso