Orando con San Agustín

Agustinos


Gloria a Dios

 

“Por tanto, la naturaleza, en sí considerada, no en relación con nuestra comodidad o incomodidad, da gloria a su Artífice”. (La Ciudad de Dios,  XII, IV.

Estaba alegre la tarde

porque estambres de azucena

besaban a una falena

haciendo de amor alardes.

 El sol mandaba destellos

a las flores del jardín

azules, gualdos, carmín;

colores todos muy bellos.

 Atento el estanque observa

dónde sus perlas se posan:

si en los pétalos de rosas

o sobre la verde hierba.

 Orgulloso está el magnolio

porque protegen sus ramas

policromas amalgamas

que en sus hojas luce un colio.

 Canta en la tarde el jilguero,

maestro en polifonía;

“canta mejor cada día”,

dice alegre el jardinero.

 ¡Qué linda tarde era aquella,

de sonido y luz guirnalda!

La luna está en la giralda

con su cara de doncella.

     Nazario Lucas Alonso