"Semillas de paz y esperanza"
El tema de esta Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación había sido elegido por el Papa Francisco (q.e.p.d) y era: “Semillas de paz y esperanza”. Ahora, el Papa León XIV ha desarrolla este tema y te ofrecemos algunas ideas de su mensaje.
El Papa León XIV nos dice que Jesús, en su predicación, utiliza la imagen de la semilla para hablar del Reino de Dios y, en víspera de la Pasión la aplica a sí mismo, comparándose con el grano de trigo, que debe morir para dar fruto. Y es que la semilla se entrega por completo a la tierra y allí, con la fuerza impetuosa de su don, brota la vida, incluso en los lugares más insospechados, con una sorprendente capacidad de generar futuro
Junto con la oración de esta jornada, son necesarias la voluntad y las acciones concretas que hagan posible la justicia y el derecho. En todas partes, la injusticia, la violación del derecho internacional y de los derechos de los pueblos, las desigualdades y la codicia que de ellas se derivan producen deforestación, contaminación y pérdida de biodiversidad.
Parece que aún no se tiene conciencia de que destruir la naturaleza no perjudica a todos del mismo modo: pisotear la justicia y la paz significa afectar sobre todo a los más pobres, a los marginados, a los excluidos. En este contexto, es emblemático el sufrimiento de las comunidades indígenas.
La justicia ambiental va más allá de la simple protección del medio ambiente. Se trata de una cuestión de justicia social, económica y antropológica. Para los creyentes es, además, una exigencia teológica que, para los cristianos, tiene el rostro de Jesucristo, en quien todo ha sido creado y redimido.
En un mundo en el que los más frágiles son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación, el cuidado de la creación se convierte en una cuestión de fe y de humanidad.
Es hora de pasar de las palabras a los hechos. Trabajando con dedicación y ternura se pueden hacer germinar muchas semillas de justicia, contribuyendo así a la paz y a la esperanza. A veces se necesitan años para que el árbol dé sus primeros frutos, años que involucran a todo un ecosistema en la continuidad, la fidelidad, la colaboración y el amor, sobre todo si este amor se convierte en espejo del Amor oblativo de Dios.
Así se multiplicarán las semillas de esperanza, que debemos “cuidar y cultivar” con la gracia de nuestra gran e inquebrantable Esperanza, Cristo Resucitado. En su nombre, les envío mi bendición a todos.