"El Covi-19 da paso a los gestos, las palabras y las miradas"
El 21 de enero es el Día Internacional del Abrazo, una festividad que se le ocurrió al norteamericano Kevin Zaborney, quien estaba preocupado por las pocas muestras de afecto que realizaba la gente en público, incluso con los miembros de su propia la familia.
Esta fecha se celebró por primera vez el 21 de enero de 1986 en un pueblo de EE.UU., y se popularizó por todo el país gracias al Calendario de acontecimientos Chase, una publicación donde aparecían todas las fiestas locales del año que había en la nación.
Aunque ahora, debido al coronavirus no es prudente dar abrazos, vamos a recordar algunas de las cosas buenas que estos conllevan para el ser humano.
- Nos hacen sentir seguros y confiados.
- Provocan placer al segregar nuestro cerebro la dopamina y la serotonina, substancias que reducen el estrés y juntas proporcionan calma, tranquilidad y sosiego.
- Cubren nuestra necesidad de sentirnos queridos.
- Nos ayudan a centrarnos y mantenernos felices cada día.
- Son el mejor remedio para superar la timidez, pues nos hacen más abiertos, espontáneos y seguros de nosotros mismos.
Dado que ahora, por el tema de la pandemia, no podemos dar y recibir abrazos, los beneficios que estos conllevan para el ser humano los tenemos que conseguir por otros caminos, pues sin ellos nos jugamos el equilibrio afectivo y, en último término, la felicidad.
Por eso, ante la falta del contacto físico del abrazo, hay que potenciar el lenguaje de los gestos corporales serenos, amables; las palabras tiernas, cariñosas; las miradas tranquilas, acogedoras.
Así se expresará nuestro amor a los demás y el de estos hacia nosotros, hecho fundamental para ser seres humanos plenos y felices.